Un hombre residente en Irun y de nacionalidad española fue detenido este mes por agentes franceses de seguridad a su paso por la frontera de Biriatou cuando llevaba en su coche a siete migrantes en situación irregular, y fue puesto a disposición de un juzgado galo. Este arresto, fruto de la colaboración transfronteriza entre fuerzas policiales, se produjo el 3 de septiembre, pero el Ministerio del Interior español lo ha dado a conocer hoy en una nota de prensa.
Según relata dicha nota, la detección inicial del sospechoso «tuvo lugar cuando investigadores policiales de la Comisaría Local de Irun realizaban una patrulla preventiva en un vehículo camuflado por las inmediaciones de la Cruz Roja de esta ciudad». Ahí, los agentes «observaron a dos ciudadanos de origen subsahariano que deambulaban cargados con abultadas mochilas a la vez que hablaban por teléfono, lo que despertó su atención». Esto se debe a que, según la Policía, «es práctica habitual el hecho de que los migrantes irregulares contacten telefónicamente con traficantes que les ayudan a cruzar la frontera con Francia a cambio de una sustanciosa contraprestación económica».
Por ello, «y ante la posibilidad de que pudieran ser recogidos por un vehículo que les facilitara el cruce ilegal», los agentes iniciaron un seguimiento, «en el que comprobaron cómo estos dos hombres se desplazaban caminando hasta una calle de Irun donde coincidieron con otros cinco, también de origen subsahariano, que parecían esperar a alguien». Transcurrida aproximadamente una hora, «llegó al lugar un Opel Zafira al que los vigilados se dirigieron para cargar su equipaje».
Este coche era conducido «por un hombre de raza blanca», el finalmente detenido, «que aparentemente nada tenía que ver con los migrantes». Así que «activaron los canales de comunicación y cooperación con la Policía francesa para que detuvieran el vehículo si cruzaba ilegalmente la frontera». Así fue.
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