(EFE). Una mujer que denunció haber sido violada en un piso de Irun en julio de 2020 mientras se encontraba inconsciente por el consumo de alcohol y fármacos ha explicado este lunes que el día de los hechos despertó «con el niqui subido, sin sujetador, con los pantalones bajados» y con el acusado a su lado agarrándola de forma «cariñosa».
La Fiscalía de Gipuzkoa reclama siete años de cárcel para este hombre quien, durante el juicio por estos hechos celebrado hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, ha defendido su inocencia porque, según ha explicado, las relaciones sexuales fueron consentidas mientras ambos estaban bajo los efectos del alcohol.
El procesado ha puesto de manifiesto que la noche del 11 al 12 de julio en la que la víctima mantiene que tuvo lugar la violación, él estaba pernoctando en prisión, ya que se encontraba en tercer grado penitenciario, si bien sí ha admitido haber mantenido relaciones sexuales completas el 28 de junio.
Este hombre ha sugerido además que la mujer presentó la denuncia en su contra como forma de «librarse de la ira de su novio», cuando éste se enteró de que había estado con él.
La Fiscalía por su parte mantiene que los hechos sucedieron en una fecha indeterminada, entre junio y julio, cuando la víctima se reunió con el procesado y un tercer hombre en la ciudad fronteriza con la intención de comprar cocaína.
Al no conseguir su propósito, el otro varón decidió seguir la búsqueda de estupefacientes en solitario, mientras que la perjudicada y el inculpado se dirigieron a un piso en el que este último tenía una habitación compartida, tutelada por una asociación que ayuda a la reinserción social de presos, donde la mujer se tumbó en la cama y se quedó dormida.
En este contexto en el encausado se habría aprovechado «deliberadamente» del «estado de inconsciencia» en el que se encontraba la mujer producto del consumo previo de «diversas sustancias estupefacientes y alcohol», mezclados con la medicación que ella tomaba habitualmente, para presuntamente «mantener relaciones sexuales» completas con la víctima, que ésta no consintió «dada la situación en la que se encontraba».
La víctima
Durante la sesión celebrada hoy, la perjudicada ha explicado que es «politoxicómana» que sufre fibromialgia, fatiga crónica y una enfermedad degenerativa «de la memoria» que, aunque le crea problemas para expresarse y le hace olvidarse de algunas «cosas como las palabras» adecuadas, no le impide recordar «perfectamente los hechos y los lugares».
Preguntada sobre la posibilidad de que los hechos denunciados no fueran ciertos ha afirmado que «jamás» podría «inventar» una violación o en su caso unos malos tratos «cuando no es así». «Jamás, eso es imposible. ¡Por dios!», ha recalcado.
En una declaración un tanto deslavazada, la mujer, que ha tenido que ser requerida por el tribunal para comparecer porque había olvidado la fecha de la vista, ha mantenido firmemente en varias ocasiones que los hechos sucedieron la noche del 11 al 12 de julio.
Según ha comentado, ella se quedó dormida en la cama después de haber consumido alcohol y medicación, en una habitación de la citada vivienda, mientras esperaba junto al acusado, que también había bebido, a que un compañero les trajera la droga que había ido a comprar.
La damnificada ha señalado que despertó pasadas las cinco de la mañana con el niqui «subido» y los pantalones «bajados». En un momento posterior, que no ha sabido concretar, preguntó al acusado lo que había sucedido y éste le dijo que había tenido sexo con ella.
Esta situación, según ha relatado, la dejó «como no queriendo asumir lo que ello suponía», pero al día siguiente el hombre al que habían estado esperando mientras iba a comprar la droga, le relató cómo el procesado le había asegurado que aquella noche «había triunfado» y le dijo que había tenido sexo «uno consentido y dos -con ella- dormida», tras lo que decidió denunciar los hechos.
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