«Seguimos como hace tres meses y seguramente así seguiremos hasta que transcurran los dos años de vigencia de la medida cautelar. En este país hay ciudadanos de primera y de segunda y luego nos asombramos de que VOX esté creciendo». Quien habla es Iñigo Jaca, que celebraba en septiembre el inicio de las exhumaciones en el Valle de los Caídos tras diez años reclamando los restos de su tío, el miliciano de Zumarraga Antonio Arrizabalaga Ugarte, fallecido en 1937. Pero la celebración duró poco.
Jaca se da de bruces cuando recuerda que «la demanda de un grupo de señores en un tribunal de primera instancia del Escorial fuera capaz de paralizar un auto judicial y la ejecución de unas obras ya presupuestadas por el Estado». Y de igual forma Jaca critica que no haya habido ninguna intervención del abogado del Estado ni del propio Estado en defensa de «un derecho reconocido a las familias (el de la exhumación) que costó mucho conseguir».
Cabe recordar que detrás de la paralización de las exhumaciones está el recurso de la Asociación por la Reconciliación y la Verdad Histórica, que esgrime que «el derecho a la intimidad de los fallecidos y de sus familias y la necesidad de respetar el sagrado reposo eterno que se vería vulnerado».
Desde noviembre no ha vuelto a haber noticias y a día de hoy los jueces analizan el recurso mientras las familias afectadas, cerca de 80, siguen viendo pasar los meses y los años.
En esta situación Jaca no descarta recurrir a la Defensora del Pueblo de la Unión Europea.
El plan anunciado
En septiembre se iniciaron los trabajos previos al proceso de exhumación de 77 personas cuyos restos se encuentran en las criptas de la basílica del Valle de los Caídos, tal y como informó puntualmente el Ministerio de la Presidencia y la Memoria Democrática.
El proceso fue autorizado por Patrimonio Nacional tras la petición de los familiares. “Más de 60 años después de los traslados las dificultades técnicas son muy grandes y lo que entrar en las criptas no garantiza necesariamente que se encuentre a las personas que se buscan”, advertía el Secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez. “No obstante el proceso de exhumación va a contar con todos los medios y con los mejores expertos para poder entregar a las familias a sus seres queridos siempre que sea posible”.
Se dijo también que primero se habilitarían los accesos a los columbarios, asegurando las estructuras arquitectónicas que así lo requirieran. A continuación tendría lugar la intervención forense que consistiría en la búsqueda y localización de los cuerpos hasta donde fuera posible y los correspondientes análisis genéticos para las identificaciones.
Finalmente tendría lugar una fase de acondicionamiento de los columbarios, mejorando las instalaciones y las condiciones de conservación de los restos allí enterrados.
“Los forenses que se harán cargo de esta tarea tienen la máxima cualificación, así como una gran experiencia contrastada en este tipo de actuaciones”, aseguraba también Fernando Martínez en el inicio de las obras que solo duraron dos meses.
El miliciano Antonio Arrizabalaga
El miliciano y vecino de Zumarraga Antonio Arrizabalaga Ugarte falleció por fiebres tifoideas en Zaragoza el 17 de noviembre de 1937 y sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Torrero para ser trasladados al Valle de los Caídos el 28 de febrero de 1961. Sus descendientes tienen todo perfectamente documentado.
Hace dos años la familia acudió al Valle de los Caídos en una visita oficial con otros afectados por esta situación. Iñigo Jaca, sobrino del miliciano, se quedó impresionado por el buen estado de algunas cajas que incluso conservan las inscripciones con las identificaciones correspondientes. “Es verdad que por una inundación hay otras cajas destrozadas con restos que se mezclaron”, explicó a Donostitik.
Antonio Arrizabalaga está localizado en la ficha 16.244 en el Valle de los Caídos (Relación 348, columbario 4.882, cripta derecha 5 piso). Para la identificación de sus restos esta familia cuenta con una baza: una fractura en el fémur que fue atendida en una clínica de Donostia y que puede ayudar.
Si Iñigo Jaca se embarcó en el proyecto de recuperar los restos de su tío se debió especialmente a su madre, ahora fallecida, que hasta el último momento de su vida mostró su angustia por lo vivido durante la Guerra Civil. La familia empezó a trabajar con ahínco en 2011.
En esta aventura han estado acompañados por el Ayuntamiento de Zumarraga, que 17 de octubre de 2018 reclamó al Estado español y a Patrimonio Nacional los restos de Antonio para que sean enterrados en el panteón familiar.
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