La Diputación Foral ha hecho pública la resolución de las subvenciones correspondientes a la convocatoria del Programa de Ayudas a la Iniciativa Social, a la que se destinarán 1.079.174,5 euros. Éstas posibilitarán el desarrollo de 310 proyectos, 156 proyectos ligados a la dependencia y la discapacidad y 47 relacionados con la inclusión social. Además se van a apoyar cinco programas específicos relacionados con la gestión de la situación originada por la pandemia.
En 2020, la convocatoria posibilitará el desarrollo de 310 proyectos y actuaciones; 84 proyectos de prevención y sensibilización de 68 entidades con un total de 220.181,5 euros; 8 proyectos de investigación e innovación de necesidades sociales con 39.000 euros; y, por último, se ayudará en la adquisición de equipamiento en 51 actuaciones con 31.649 euros.
Tal y como destacó la diputada de políticas sociales Maite Peña, «la red de entidades y asociaciones del tercer sector es uno de los pilares de nuestro modelo de políticas sociales, un rasgo distintivo que debemos seguir potenciando para dar la mejor respuesta a las necesidades sociales que está aflorando la pandemia».
La Diputación ha apostado por mantener la dotación de este programa, al considerarlo «esencial» para que el tercer sector pueda seguir desarrollando su actividad con garantías y dar respuesta a las peticiones que recibe en el contexto del Covid.
Los objetivos de este programa promueven la autonomía personal, la prevención, la atención de las necesidades personales y familiares derivadas de la dependencia y de la discapacidad; las necesidades originadas por las situaciones de desprotección; las situaciones de exclusión, promoviendo la integración social de las personas, familias y de los grupos; y las necesidades personales y familiares originadas por las situaciones de emergencia.
En lo que se refiere a la línea de intervención social, que aglutina el grueso de las ayudas, se subvencionan actuaciones que contemplan las distintas fases de respuesta a las necesidades, comenzando con la acogida y orientación inicial, pasando por la atención social, acompañamiento y orientación a recursos, grupos de autoayuda, atención psicológica individual y grupal, asesoramiento jurídico, actividades de socialización comunitaria en colectivos en dificultad, hasta la organización de cursos de formación relacionados con la problemática a tratar, así como la asistencia a los mismos.
El riesgo de la pandemia empeorará la situación de personas y colectivos que ya estaban en situación de exclusión, y generar nuevas problemáticas de vulnerabilidad. «Vivimos en una sociedad cada vez más envejecida, plural y compleja, un contexto que nos plantea grandes desafíos sociales cuya urgencia se ve acrecentada ahora por la pandemia. Hacer frente a la desigualdad va a seguir siendo nuestro principal caballo de batalla», declaró Peña.
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