(EFE). La Audiencia de Gipuzkoa ha declarado en rebeldía al joven argelino acusado de la muerte del menor donostiarra Santiago Coca, que permanece huido de la justicia desde el pasado octubre y contra el que también se ha emitido una orden europea de detención tras haber agotado «todas las vías para la averiguación» de su paradero.
Esta orden, dictada en un auto al que ha tenido acceso EFE, se une así al mandato oficiado la semana pasada a la Ertzaintza, la Policía Nacional y la Guardia Civil para que «procedan la búsqueda y detención» de este joven ante la proximidad del juicio con jurado previsto para el próximo mes de marzo.
«Se han agotado todas las vías para la averiguación del paradero del investigado, quien ha dejado de cumplir las obligaciones de comparecencia ‘apud acta’ y no ha sido hallado ni en el domicilio que facilitó ni en aquellos que han sido facilitados por la fuerza actuante», detalla el auto.
Llamamientos infructuosos
«Por lo tanto -añade el texto-, al haber resultado infructuosos los llamamientos realizados en territorio nacional, para buscarlo en el territorio de la UE, deberá emitirse la correspondiente orden de detención europea».
Asimismo, el magistrado encargado del caso, quien asumió este asunto el pasado 13 de febrero, ha declarado al fugado en situación de rebeldía, con lo que la causa en su contra quedará suspendida hasta que el fugitivo «se presente o sea hallado».
No obstante, según han informado a EFE fuentes del caso, por el momento los trámites para el inicio de la vista oral por la muerte de Santiago Coca continúan su curso respecto a los otros cinco encausados: un joven marroquí, tres de origen rumano y un español, ya que este mismo jueves ha tenido lugar una comparecencia para la presentación de posibles excusas por parte de algunos de los candidatos a jurado.
Veinte años de cárcel
Cada uno de los seis acusados se enfrenta a una petición de veinte años de cárcel tanto por parte de la Fiscalía de Gipuzkoa como de la acusación particular, que ejerce la familia de la víctima.
El Ayuntamiento de San Sebastián, personado en la causa como acción popular, reclama quince años de prisión para cinco de los procesados, si bien eleva hasta los veinte años su solicitud para el joven ahora fugado, a quien atribuye haber propinado a Coca, de 17 años, la «última y brutal patada en la cabeza» cuando ya había perdido el conocimiento.
Según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso EFE, los hechos sucedieron sobre las 5.00 horas del 26 de abril de 2019, «en el seno de una discusión» que tuvo lugar en la calle Ijentea, a la altura de la salida de emergencia de una céntrica discoteca donostiarra.
Reiterados puñetazos
En este contexto, dos de los procesados presuntamente «propinaron» a Santi Coca, de 17 años, «reiterados puñetazos en la cabeza» con ánimo de «menoscabar su integridad corporal».
Uno de ellos, precisa el escrito, lo condujo hasta la pared exterior de la discoteca «agarrándolo fuertemente del cuello», al tiempo que el otro, «reforzando la acción de su compañero», presuntamente continuó «propinándole repetidos puñetazos y patadas».
La víctima «cayó derrumbada al suelo» debido «a los golpes recibidos», momento en el que sus amigos intentaron «acudir en su auxilio» si bien, «al percatarse de la situación, los otro cuatro procesados apoyaron a los dos agresores «separando» a los acompañantes de Santi Coca.
La Fiscalía sostiene que, de esta manera, estos cuatro inculpados presuntamente «aseguraron la acción» de los agresores «asumiendo» que con ello «podrían causar la muerte» del menor «al garantizar que no tuviera medio de defensa».
Puñetazos y patadas
Al mismo tiempo, estos cuatro chicos presuntamente se sumaron a los dos agresores iniciales, «que no habían cesado en su empeño», y supuestamente todos ellos «continuaron propinándole puñetazos y patadas en la cabeza» siendo conscientes de que el perjudicado «estaba inconsciente y no podía defenderse».
En esta tesitura, el hermano de la víctima y uno de sus amigos lograron tumbarse sobre el menor «para protegerlo» y cubrirlo con sus cuerpos, de forma que presuntamente también ellos recibieron «numerosas patadas y puñetazos» que les ocasionaron distintas lesiones, tras lo cual los inculpados abandonaron el lugar.
Santi Coca ingresó en el Hospital Donostia a las 5.16 horas en parada cardiorrespiratoria, de la que fue «reanimado cardiopulmonarmente durante 40 minutos», tras lo que se le practicó una tomografía computerizada que desveló la existencia de una hemorragia subaracnoidea extensa.
Dos días más tarde, el 28 de abril, el menor falleció a consecuencia de la destrucción de centros vitales encefálicos motivada por el citado sangrado.
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