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De momento, el jazz sigue de luto en Donostia

Con el cierre del club Altxerri los músicos locales buscan nuevas alternativas y aspiran a ocupar el vacío. La jam session se ha trasladado a un local de empanadas del Antiguo

Tercera semana de julio en San Sebastián. Uno de los certámenes de jazz más antiguos de Europa inunda las plazas y las calles de los barrios céntricos, congregando a decenas de miles de personas en diversos escenarios. La ciudad entera vibra al ritmo de algunos de los principales artistas del género. Con la plaza de la Trinidad como epicentro, la fiesta musical se redondea en los alrededores del Kursaal y las multitudinarias actuaciones en la playa de la Zurriola. Algunos pubs y bares se vuelcan con la causa jazzística durante cuatro o cinco días.

De todos esos puntos cardinales, el resto del año solo resiste la programación pública de Donostia Kultura, junto con los conciertos de selección de los 10 grupos locales que forman parte del Jazzaldia en la sala club del Teatro Victoria Eugenia y en la sala Kluba de Tabakalera. Con el Altxerri definitivamente en fuera de juego, clausurado a finales del año pasado después de cuatro décadas de funcionamiento, se ha extinguido la oferta privada. Ningún bar, pub o sala de la ciudad cuenta con una programación estable de jazz. No hay circuito. Nada. Es un erial.

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Plaza de la Trinidad en pleno 56 Jazzaldia. Foto: Santiago Farizano

El músico gallego Hilario Rodeiro, de 43 años, coordinaba las jam session durante la última etapa del Altxerri. Este batería y productor musical, que lleva casi dos décadas viviendo en Donostia, conoce de sobra la escena local y vasca de jazz. Cuando el extinto club de la calle Reina Regente pasó a manos de los programadores del Dabadaba, lo llamaron a él para organizar las jam y darles forma. “El Altxerri ha sido uno de los mejores clubs de España y con ellos al mando volvió a coger brillo”. Según cuenta, su tarea consistió en abrir estas actuaciones improvisadas de los miércoles más allá del círculo de Musikene. “Los músicos de jazz somos unos bichos raros y les propuse una forma de trabajar en la que yo creía y que estoy contento de haberla llevado a cabo”.

La presencia de los virtuosos estudiantes del centro superior de música del País Vasco podía cortar el paso o incluso intimidar a otros músicos con menor pericia y recorrido académico. “Me encontré con que muchos artistas locales que tocaban jazz y podían improvisar no reunían el valor suficiente para subir al escenario. Estaba muy pendiente de que todos participasen, tanto los chavales de Musikene como los músicos locales. También pegaba telefonazos a artistas de Bilbao, Vitoria y Pamplona para que tocasen en el Altxerri y se mezclasen entre sí. Y la fusión funcionó”, relata.

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Hilario Rodeiro, músico de jazz gallego afincado en Donostia. Foto: Santiago Farizano.

El formato era el siguiente: un concierto de unos 30 minutos calentaba la velada y después arrancaba una jam session que coordinaba el propio Rodeiro, batería de formación jazzística que proviene de la cantera de Musikene. Se fue corriendo la voz y el público también respondió positivamente a la propuesta. Las jam funcionaban. “Estábamos poniendo nuestro granito de arena para que los aficionados al jazz de Donostia, que los hay, volvieran al club. Es una pena, aunque tengo la esperanza de que algún día se pueda volver a abrir. Es algo que ha pasado en otros clubs”, dice.

El Altxerri se clausuró casi de la noche a la mañana, de repente. El 20 de diciembre tuvo lugar una última y explosiva jam session en la que se juntaron “más de una docena de instrumentos de viento tocando a la vez. El nivel de la sala era de locos. No hay tantos sitios con un piano de cola, una PA (sistema de sonido), un técnico de sonido que controla el estilo y te lo insonoriza como tiene que ser… ¡Era un lujo!”, exclama.

Algunos estudiantes de Musikene han retomado las jam session de los miércoles, entre las 20 y 22 horas, en el establecimiento hostelero Agas especializado en empanadas argentinas de la calle José Goikoa, en Benta Berri. La entrada es libre. En un momento de la charla, Rodeiro saca el extracto de una entrevista realizada en 2011 a Josu Urbieta, socio del bar Bukowski de Egia y donde ya florecían las dificultades de la música en directo. Lee el texto: “’El problema no son los decibelios. En un bar un dj puede pinchar sus discos de trash metal a todo trapo, pero, en cambio, no se puede programar el concierto de un cantautor folkie’”. Según Rodeiro, nada ha cambiado más de una década después. «El problema surge cuando sacas un instrumento», advierte. La música en directo convertida en un arma intimidante para hosteleros y vecinos.

Agenda jazzera
Cuando se supo que el Altxerri iba a echar la persiana, Rodeiro creó una cuenta en Instagram llamada @jazz_x_donostia donde, a modo de agenda, se aporta toda la información de los distintos eventos de jazz en la ciudad. Exceptuando el local de empanadas Goikoa by Agas, no hay nadie que se anime a programar jazz fuera del ámbito de las instituciones públicas. En el antiguo Branka del Peine del Viento hubo sesiones de jazz con regularidad hace unos años y en la primera etapa del Be Club!, en el paseo de Salamanca, se trató de afianzar una propuesta musical de calidad que también tuviese en cuenta una vertiente jazzística. La iniciativa duró un tiempo. Básicamente sus responsables se decantaron por ofrecer música más comercial y grupos de versiones. Antes de la pandemia, en el bar Etxekalte hubo alguna intentona.

Nada de todo esto ha prosperado en una ciudad que acoge con orgullo un festival de jazz desde hace más de 50 años. “A Donostia se le asocia con el jazz, pero en cualquier ciudad del norte de España hay una mayor programación con iniciativa privada”, afirma Rodeiro, que está tratando de reactivar la escena en este inicio de 2024 en busca de un local que se lance a programar “conciertos de jazz periódicos”. Se despide con un mensaje de esperanza: “El cierre del Altxerri ha sido una especie de revulsivo para la gente, porque muchos se han dado cuenta de todo el trabajo que se estaba haciendo alrededor del jazz”.

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Hilario coordinó las jam session del Altxerri y trata de dinamizar la escena local. Foto: Santiago Farizano.

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