A la enrevesada situación que atraviesa el comercio gipuzkoano se le suma la noticia dada ayer por el Diario Vasco sobre la llegada de Amazon al Polígono Lanbarren de Oiartzun, donde instalará un centro logístico. El comercio electrónico, desde hace años, es una competencia difícil de soportar para los comerciantes de casa que encima ahora están sufriendo salvajemente los embates del Covid-19. «No es noticia que Amazon ponga un almacén de distribución en Gipuzkoa. La noticia es que hay que reflexionar de una vez sobre qué queremos hacer con el futuro de nuestros pueblos y ciudades», expresa al respecto la comerciante Estibaliz Tello, presidenta de Euskomer y presidenta también de la Asociación de calzado de Gipuzkoa Merkatariak (antes Federación Mercantil).
«Más allá de la inversión que Amazon puede hacer en Gipuzkoa, Iparralde o La Rioja, y sería igual, hablemos sobre el modelo de sociedad que queremos. Qué buscamos sembrar a nivel de sostenibilidad, de kilómetro cero, de tejido empresarial…» Se pregunta Tello cuánto empleo generará Amazon en Gipuzkoa y cuánto destruirá. Y se detiene en un aspecto que angustia especialmente a los de su sector: la tributación. «A nivel fiscal no jugamos todos en la misma liga. Amazon parte de una enorme ventaja desde sus sedes en países con tipos impositivos más bajos y apenas reporta nada de valor a la sociedad que lo consume. Alimentamos un agujero negro y corremos el riesgo de que nos engulla. Francia ya manifiesta sensibilidad ante esta problemática. No se trata del canal de consumo físico u on-line porque en la CAPV muchos comercios vendemos on-line y pagamos los impuestos de las transacciones aquí mismo».
A día de hoy la sombra de la competencia on line lastra las ventas de todos los comercios. Y Tello narra precisamente la anécdota de una clienta que días atrás se probó unas botas mientras buscaba en el móvil si las encontraba más baratas en alguna plataforma on line. «Pero las pruebas son en mi casa, con atención profesional personalizada, todas las medidas higiénico-sanitarias obligatorias, con opciones de tallas… en fin, una pena de cultura digital».
Las ayudas no encaran el día a día
Cuestionada sobre la situación del sector en este año terrible, Estibaliz Tello es sincera al afirmar que en particular esta semana que termina ha sido «de récord negativo» y no solo en lo que afecta a su establecimiento. «Por lo que hablo con otros comerciantes, están en una situación parecida».
Respecto a las ayudas anunciadas el viernes en el Ayuntamiento de Donostia, Tello lamenta que «las instituciones no encaren el encarecimiento que supone el Covid-19 en el día a día. Las mamparas ya están compradas, pero hay gastos supuestamente pequeños como el gel hidroalcóholico, los papeles (antes eran plásticos) para que los clientes se prueben los zapatos y la desinfección, que supone una hora más de limpieza al día a puerta cerrada. Y sumo los sillones que no aguantan el desinfectante y voy a tener que cambiarlos».
En lo que se refiere a la digitalización, uno de los puntos fuertes de las ayudas aprobadas esta semana por el Consistorio, se pregunta Tello si realmente será el salvavidas del comercio de calle, que precisamente cuenta con otros puntos fuertes como el del asesoramiento y la relación con el cliente.
La comerciante también incide en que a día de hoy el comercio supone en Donostia el 12% del PIB, nada más y nada menos, y la hostelería está por encima del 6%. Ambos son grandes perjudicados de esta pandemia. «No sé si los departamentos públicos de estas áreas están tan bien dotados como merecen, tienen el presupuesto acorde con estas cifras y sus ayudas están a la altura».
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