Las adicciones son un problema de salud grave que afectan no solo a la persona que las padece, sino también a su entorno más cercano. Cuando un amigo sufre una adicción, ya sea a una sustancia o a una conducta, es normal sentir preocupación, impotencia, frustración o incluso enfado. Sin embargo, también es posible ofrecerle apoyo y ayuda para que pueda superar su situación y recuperar su calidad de vida.
¿Qué es una adicción?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una adicción es «un trastorno de salud mental y un trastorno del comportamiento caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una sustancia (p. ej., alcohol, drogas, tabaco) o de realizar una actividad (p. ej., juego, sexo, trabajo) a pesar de los problemas negativos asociados con dicho consumo o actividad».
Una adicción implica una pérdida de control sobre el uso o la práctica de la conducta adictiva, que se vuelve prioritaria frente a otras necesidades o intereses. Además, la persona adicta experimenta un síndrome de abstinencia cuando deja de consumir o realizar la conducta, que se manifiesta con malestar físico y psicológico. También puede desarrollar tolerancia, es decir, necesitar cada vez más cantidad o intensidad para obtener el mismo efecto.
Las adicciones pueden tener consecuencias negativas tanto para la salud física como mental de la persona, así como para su funcionamiento social, familiar, laboral o académico. Algunos ejemplos de problemas derivados de las adicciones son:
- Enfermedades cardiovasculares, hepáticas, respiratorias, infecciosas o neurológicas.
- Trastornos psicológicos como ansiedad, depresión, psicosis o trastorno límite de la personalidad.
- Dificultades para mantener relaciones interpersonales sanas y satisfactorias.
- Aislamiento, rechazo o estigmatización social.
- Problemas económicos, legales o laborales.
¿Cómo reconocer una adicción?
A veces, puede ser difícil identificar si un amigo tiene una adicción, ya que puede intentar ocultarla o negarla. Sin embargo, existen conductas y señales de adicciones que pueden alertarnos de que algo no va bien y que nuestro amigo necesita ayuda. Algunos de estos signos son:
- Cambios en el aspecto físico, como pérdida o aumento de peso, ojos rojos, pupilas dilatadas o contraídas, deterioro de la higiene personal o presencia de marcas de pinchazos o quemaduras.
- Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad, tristeza, apatía, euforia, agresividad o paranoia.
- Cambios en el comportamiento, como mentiras, secretismo, robos, descuido de las obligaciones, pérdida de interés por las actividades que antes disfrutaba, aislamiento o asociación con personas que consumen o realizan la misma conducta adictiva.
- Síntomas de abstinencia, como ansiedad, nerviosismo, temblores, sudoración, náuseas, vómitos, insomnio, dolor de cabeza o alucinaciones.
Si observas alguno de estos signos en tu amigo, es importante que no lo ignores ni lo minimices, sino que trates de hablar con él y expresarle tu preocupación.
¿Cómo ayudar a un amigo con una adicción?
Ayudar a un amigo con una adicción no es una tarea fácil, pero tampoco imposible. Lo más importante es que le demuestres que le quieres, que le comprendes y que estás dispuesto a apoyarle en su proceso de recuperación. Puedes seguir estos consejos para ayudar a tu amigo de la mejor manera posible:
- Infórmate sobre la adicción que sufre tu amigo, sus causas, sus consecuencias y sus posibles tratamientos. Así podrás entender mejor lo que le pasa y cómo puedes ayudarle.
- Habla con tu amigo cuando esté sobrio y en un momento adecuado. Exprésale tu preocupación por su bienestar y por el impacto que la adicción está teniendo en su vida y en la de los demás. Evita los reproches, las críticas o las amenazas, ya que solo conseguirán que se ponga a la defensiva o que se sienta culpable. En su lugar, usa un tono empático, respetuoso y sincero.
- Escucha a tu amigo sin juzgarle ni interrumpirle. Trata de comprender sus motivos, sus sentimientos y sus dificultades. Reconoce sus esfuerzos y sus logros, por pequeños que sean. Refuerza su autoestima y su confianza.
- Anímale a buscar ayuda profesional. Explícale que la adicción es una enfermedad que tiene tratamiento y que puede superarse con la ayuda adecuada. Infórmale sobre los recursos disponibles, como centros especializados en adicciones, terapias individuales o grupales, medicación, etc. Ofrécele tu apoyo para acompañarle a la primera consulta o para facilitarle el acceso al tratamiento.
- Respeta su decisión. Si tu amigo no quiere reconocer su problema o no quiere recibir ayuda, no puedes obligarle ni presionarle. La decisión final es suya y solo él puede dar el primer paso. Lo que sí puedes hacer es seguir mostrándole tu apoyo y tu disposición a ayudarle cuando lo necesite. También puedes buscar ayuda para ti mismo, como grupos de apoyo para familiares y amigos de personas con adicciones, donde podrás compartir tus experiencias y recibir consejo y orientación.
- Mantén una actitud positiva y apoya a tu amigo en su camino hacia la recuperación. Celebra sus avances, ayúdale a afrontar las posibles recaídas, fomenta sus hábitos saludables y sus actividades alternativas. No le juzgues ni le recrimines si se equivoca, sino que anímale a seguir adelante y a aprender de sus errores.
- Cuida de ti mismo. Apoyar a un amigo con una adicción puede ser física y emocionalmente agotador. Asegúrate de cuidar de tu propia salud mental y bienestar. Busca apoyo en otras personas de confianza, dedica tiempo a tus aficiones, descansa lo suficiente y no te olvides de tus propias necesidades.
Ayudar a un amigo con una adicción es un acto de amor y de solidaridad, pero también de responsabilidad y de respeto. No se trata de salvarle o de cambiarle, sino de acompañarle y de facilitarle el cambio. Recuerda que la adicción es una enfermedad que se puede tratar y que se puede superar con la ayuda adecuada. Tu amigo te necesita, pero también necesita quererse y ayudarse a sí mismo.
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