Hoy la campaña de Cruz Roja sobre prevención de accidentes en verano estará en Elgoibar y Solaruze (11 de julio), mañana en los barrios de Altza y Larratxo (12 de julio) y continuará por Errenteria (15 de julio), Beasain (16 de julio), Eibar (17 de julio), Lezo y Oiartzun (18 de julio). Y es que la prevención, fundamental siempre para evitar todo tipo de accidentes, cobra si cabe mucha más importancia en verano cuando se multiplican los riesgos que amenazan nuestra salud y seguridad.
Los accidentes en el agua pueden tener repercusiones muy graves, incluso con riesgo para la propia vida y de ahí esta nueva campaña de Cruz Roja. Los ahogamientos, los golpes de calor y otros accidentes similares pueden evitarse siguiendo unas mínimas normas de seguridad. Además quemaduras solares, insolaciones, golpes de calor, picaduras, cortes de digestión o ahogamientos son riesgos que se multiplican en verano y que afectan a toda la población.
Por ello entre los mensajes destaca la recomendación en los días de mucho calor de beber abundantes líquidos, aunque no se tenga sed, cuidar la piel con protectores solares adecuados aplicándolos media hora antes de la exposición al sol, hacer comidas ligeras y tomar ensaladas, gazpacho, frutas y verduras, que ayudarán a reponer las sales minerales que se pierden con el sudor.
Asimismo es importante no tirarse de cabeza en zonas de fondo desconocido, evitar entrar en el agua de forma brusca, respetar siempre las indicaciones de las banderas y de los socorristas y respetar la vegetación, los animales y el medioambiente.
¿Qué hacer en piscinas y playas?
Los minutos que siguen al accidente en el agua pueden ser vitales para la víctima. Por ello hay que actuar con orden y serenidad para que la atención al accidentado sea lo más correcta posible. Cruz Roja cuenta para ello con un esquema de actuación, la conducta P.A.S. (Proteger, Avisar y Socorrer):
Si una persona se encuentra “en apuros” en el agua hay que intentar acercarle un objeto al que pueda agarrarse para mantenerse a flote hasta la llegada de los especialistas. Nunca hay que tirarse al agua para socorrer a alguien en peligro salvo que se tenga formación para ello.
Hay que controlar las funciones vitales de la víctima. Lo primero es valorar los ‘signos vitales’ para saber cómo están funcionando el cerebro (consciencia), los pulmones (respiración) y el corazón. Ha que evitar movimientos hacerle bruscos al accidentado ante el riesgo de que se haya producido una lesión en la columna vertebral. Hay que asegurarse de que la víctima del accidente está consciente. Si el herido no reacciona al hablarle, tocarle o estimularle suavemente, con un pellizco por ejemplo, probablemente está inconsciente. Hay que comprobar que respira “con normalidad y esperar hasta que llegue el equipo de emergencias.
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