(EFE). El acusado de matar de más de 40 puñaladas a un hombre el 14 de marzo de 2020 en el barrio de Gros de San Sebastián se habría ensañado con su víctima a la que, según ha mantenido este viernes el fiscal, causó con su «sorpresivo» y «brutal» ataque «padecimientos» y «dolor innecesarios», de forma «inhumana» y «deliberada».
El representante del Ministerio Público ha hecho esta reflexión durante su informe final ante el tribunal del jurado que en las dos últimas semanas ha enjuiciado en la Audiencia de Gipuzkoa estos hechos, por los que el fiscal ha reclamado 25 años de cárcel para el procesado como autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, y un año y medio para su novia, procesada por encubrimiento.
En esta misma sesión, la acusación particular, que ejerce la familia del fallecido y que inicialmente demandaba 30 años, ha rebajado su solicitud hasta los 25 años de prisión para el acusado principal, y dos años para la novia de éste.
Por su parte la defensa del presunto asesino ha pedido la absolución de su cliente, aunque para el caso de que finalmente sea condenado ha solicitado que se le aplique las eximentes de alteración psíquica y de intoxicación por drogas y alcohol. Igualmente la defensa de la chica ha reivindicado la inocencia de su patrocinada.
Los hechos enjuiciados ocurrieron la madrugada del 14 de marzo de 2020 cuando, después de un encontronazo verbal en un bar porque la víctima pretendió bailar con la novia del acusado, éste acudió a su domicilio, se cambió de ropa y volvió al pub con la cabeza cubierta por la capucha de su cazadora para sacar de allí al perjudicado al que habría apuñalado luego en el parque infantil de la Plaza de Cataluña.
Durante la décima sesión de la vista oral celebrada hoy, el fiscal ha repasado la investigación realizada por la Ertzaintza para detener al principal acusado a través de un «cúmulo» de pruebas que, en su opinión, han demostrado que «como dice el sentido común» el acusado es el hombre que aquella madrugada apuñaló al fallecido.
Ha recordado en este sentido los restos genéticos del procesado encontrados en la ropa de la víctima, así como la secuencia de imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del pub, de diversos comercios y de un autobús que, en «concatenación», permiten seguir el recorrido de la víctima acompañada de su agresor hasta la Plaza de Cataluña, donde luego los vio un testigo que presenció la agresión mortal que un primer momento confundió con una pelea entre borrachos.
El fiscal ha incidido además en lo «sorpresivo» del ataque sufrido por la víctima que, en un estado de una importante intoxicación etílica que le impidió defenderse, recibió 41 puñaladas (una de ellas en el cráneo y 28 en la espalda) «en un plano inferior» y en un lapso de 45 segundos en los que «estuvo a merced» del hombre que lo agredió con un cuchillo de 21,5 centímetros de filo.
El representante del Ministerio Público ha incidido también en el presunto encubrimiento en el que, a su entender habría incurrido la novia del procesado, al no declarar en primera instancia ante la Ertzaintza y, entre otras actuaciones, borrar la memoria de su teléfono móvil poco antes de ser detenida.
En línea con lo mantenido por el fiscal, la acusación particular ha puesto también de relieve las distintas versiones de los hechos mantenidas por el inculpado a lo largo de todo el procedimiento judicial quien, según ha comentado, ha pasado del «yo no he sido» a decir: «si he sido yo no me acuerdo de nada» porque había consumido «drogas» y sufría «psicósis».
Este letrado ha recordado también que previamente el encausado había intentado responsabilizar del crimen a un compañero de piso suyo y luego sostuvo que la Ertzaintza le había sugerido lo que tendría que decir, algo que, a su entender, constata que el procesado tiene «tendencia a no decir la verdad» a pesar de la «aplastante» prueba de cargo en su contra.
Por su parte, la defensa del principal acusado ha insistido en que su representado «no ha realizado ninguno de los hechos» que se le imputan sobre los que, a su entender, no existen pruebas sino tan sólo «indicios periféricos», por lo que ha apelado al derecho a la presunción de inocencia y a «la duda razonable», al tiempo que ha recordado que su cliente tiene acreditado un trastorno por consumo de drogas.
Ha argumentado además que el día de los hechos este hombre sufría una intoxicación plena por alcohol y cocaína, una situación que, según ha comentado, le habría provocado un «brote psicótico» que anulaba sus «facultades intelectivas y volitivas» que le lleva a no recordar lo sucedido.
La defensora de la mujer acusada de encubrir al procesado ha indicado, por su parte, que su representada nunca tuvo la «certeza» de que su novio hubiera matado a una persona y ha recalcado que «ayudó» finalmente a la investigación con un relato «coherente, veraz, concreto y preciso», una vez que logró superar el «miedo» que le inducía su novio.
Al igual que en otras sesiones anteriores del juicio, el acusado ha tenido que ser expulsado momentáneamente de la sala por la presidenta del tribunal al inicio del turno de informes, durante el que ha vuelto a increpar al fiscal, al que ha acusado de «mentir» e «inventar» cosas.
Está previsto que la vista se reanude el próximo lunes con el ofrecimiento al acusado de ejercer su derecho a la última palabra y la entrega del objeto del veredicto a los miembros del tribunal.
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