Las “etiquetas” sociales nos acompañan desde que somos niños. En casa, la escuela o con los amigos, la realidad es que aunque lo hacemos “sin darnos cuenta”, las etiquetas son una realidad.
A menudo las etiquetas se emplean para desaprobar la conducta de los más pequeños y si se prolongan en el tiempo es muy posible que lleguen a marcar su personalidad, ya que limitan al niño haciéndole creer que solo puede comportarse de esa manera porque es así.
Además si se prolonga en el tiempo pueden llegar a encasillarle, haciendo creer que por más que se esfuerce en cambiar nunca podrá lograrlo.
Hemos de tener mucho cuidado con las consecuencias de etiquetar a nuestros pequeños son entre otras: generar baja autoestima, desmotivación y sobre todo causar pensamientos negativos como “no sirvo para nada”. Preocupante es que a la larga muchos pequeños se ponen a la defensiva y se vuelven desconfiados.
Las etiquetas, si vienen dadas por los padres, son muy dañinas para la crianza, ya que les impiden ver las verdaderas cualidades de sus hijos al instaurarse en la queja permanente y el reproche y pasar por alto las muchas cosas buenas que tienen. Frases como “mira que eres torpe”, “eres tonto”, “eres egoísta “, “no sirves para esto” solo producen la humillación del niño al etiquetar de manera negativa comportamientos normales de los más pequeños.
Los padres han de ser conscientes de que sus hijos no son ni serán perfectos, como ellos mismos tampoco lo son. Si las expectativas sobre el niño son demasiado altas es previsible que no se cumplan y la frustración que esto causa hace que los padres actúen de esta manera.
Desde Abatxiki os proponemos unas prácticas sencillas para evitar las etiquetas y sus dañinas consecuencias:
Enfatiza sus comportamientos positivos: Cuando tengas la ocasión destacar las cosas positivas que tiene y hace. Si es posible comenta en público las ocasiones en las que ha hecho algo de lo que sentirse orgulloso. El enfoque en lo positivos motivará al niño a repetir tales conductas.
No enfatizar lo negativo: Al niño se le corrige y se le explica lo que está mal o ha hecho mal, machacarle siempre recordándoselo dificultará el cambio de conducta positivo al haber perdido la confianza en si mismo. Ya no se verá capaz de cambiar y dejara de intentarlo.
Reconoce sus pequeños avances y cambios: Es de suma importancia animar al niño cuando se esfuerce y vaya teniendo cambios positivos. Es difícil que la conducta negativa desaparezca de repente, pero reconocer y destacar los pequeños logros positivos es muy importante y actúa como reforzador de la conducta positiva.
Con estas sencillas práctica os animamos a luchar contra las etiquetas y así conseguir mejorar la autoestima y la conducta de los más pequeños.
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