Han vuelto a criar en Ulia los cárabos en las cajas-nido de Parkea Bizirik ‘kukulunbera’. Para la entidad se trata de «todo un hito» ya que no se logra todos los años y además las puestas de estas aves son escasas.
«A veces son torpes, pisan sus propios huevos y los rompen. Si hay nacimientos y la comida escasea, el hambre exalta a los pollos y los hermanos se picotean hasta devorarse. Así se aseguran la supervivencia de alguno de ellos».
Son ya 30 años poniendo las citadas cajas para las aves y han sido muchos los nacimientos. De todos ellos 2.307 aves (sin contar las de este año) han crecido, saltado y volado al mundo exterior. Carboneros, herrerillos, trepadores, cárabos…
«Unos frenan las plagas de los manzanos permitiendo que disfrutemos en las sidrerías, otros desparasitan los bosques que ralentizan el deterioro climático, otros frenan a los roedores…»
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