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Reconocimiento

Covite: «Las víctimas son todavía un colectivo incómodo en la sociedad vasca»

Hoy se ha entregado el XXIII Premio Internacional del colectivo al escritor Mario Calabresi y a la librería recientemente cerrada Lagun

Entrega del XXIII Premio Internacional de Covite. Foto: Covite

(EFE). La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, ha afirmado este sábado que las víctimas del terrorismo han sido y todavía son un colectivo «incómodo en la sociedad vasca» porque constituyen «un recordatorio permanente del mal, de quienes lo ejercieron y lo justificaron».

Una banda terrorista, ha dicho Ordóñez, puede disolverse, como ETA, pero una víctima «nunca deja de serlo», de manera que la responsabilidad de los atentados «no acaba al dejar la cárcel» y «la deuda moral no caduca».

La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha hecho esas consideraciones en el acto de entrega, en San Sebastián, del XXIII Premio Internacional de Covite, que reconoce a personas y entidades destacas en la lucha contra el terrorismo y que este año ha recaído en el periodista y escritor italiano Mario Calabresi y la librería Lagun.

En su discurso, en el evento celebrado en el Palacio Miramar, al que han asistido Calabresi y José Ignacio Latierro, uno de los responsable de la tienda de libros donostiarra cerrada hace un año, Ordóñez ha elogiado «la ejemplar» trayectoria en la que coinciden ambos premiados y la importancia que han dado a la narración de una verdad «monstruosa» y que es «asumida con aparente normalidad».

En el País Vasco y Navarra se estableció «un relato justificador de violencia», ha denunciado Ordóñez, tras lo cual ha agregado que «ésa fue la fuente de poder de ETA y su entorno» durante años y que permitió «deshumanizar» a sus víctimas.

A su juicio, hoy día el colectivo sigue siendo «incómodo» porque su recuerdo implica «hacerse la pregunta clave que buena parte de la sociedad aún no ha querido hacerse: ¿qué hacía yo mientras perseguían, hostigan y asesinaban a mis vecinos?».

Tras recordar que todavía «hay asesinados sin resolver», ha criticado a quienes ahora «invocan» a la convivencia y los derechos humanos» pero ni piensan en las víctimas ni aceptan convivir con ellas.

«Matar, secuestrar, extorsionar o callar de manera cómplice está mal y contribuye a perpetuar el mal. Y quien se niegue o resista a asumir este principio moral básico no tiene ninguna autoridad para dar lecciones de paz o democracia».

Se pide «pasar página en beneficio de una idealizada convivencia y hasta asumir que la impunidad o la generosidad con los asesinos sin arrepentimiento es un precio necesario y aceptable para la paz», ha indicado Ordóñez, en alusión a «la reducción de penas» o «la rebaja de requisitos».

En su opinión, «el relato histórico legitimador de ETA sigue acumulando apoyo social y electoral» en Euskadi pese a que no se ha hecho «una revisión crítica del pasado».

Ha apuntado y citado directamente a los dirigentes de EH Bidu Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano, cuyas declaraciones constituyen un «sórdido cinismo» sin que «cause prácticamente ningún escándalo».

«Las sociedades vasca, navarra y española tienen una deuda infinita con las víctimas» que son, según ha dicho, quienes pagaron y aún pagan «el precio» de la paz «con impunidad social, política e incluso judicial».

Covite sí reconoce «el derecho a una segunda oportunidad» pero para quienes «han hecho públicamente una impugnación de su pasado» y han expresado «sin oportunismo» un arrepentimiento «sincero», ha recalcado.

Uno de los galardonados, el autor del libro ‘Salir de la noche ‘ (2023), que relata el caso de su padre, Luigi Calabresi, comisario de policía asesinado en 1972 por el grupo italiano Lotta Continua, ha agradecido el reconocimiento, que se suma al otorgado el pasado 21 de octubre por el gremio de Librerías de Gipuzkoa, el Euskadi de Plata de narrativa en castellano.

Mario Calabresi ha defendido «el valor de la verdad, justicia y memoria» como «cimientos de las sociedades democráticas» y ha cuestionado la forma de «pasar página» sobre periodos oscuros como los vividos en el País Vasco y Italia.

Ha defendido que sólo es posible «siempre que se haya leído en su integridad las dos páginas de una misma realidad», se llame «a las cosas por su nombre» y se «respete la memoria», porque ésta «no puede usarse para la lucha partidista o electoral».

Latierro por su parte ha extendido el premio de Covite a quienes «levantaban la persiana» pese a los ataques a la librería Lagun, en especial a las recientemente fallecidas «Rosa y Teresa», viuda ésta última de José Ramón Recalde, que sufrió un intento de asesinato del que se salvó «de milagro».

Latierro ha clamado por la memoria y por que «la verdad no se oculte, tergiverse ni edulcore».

Al inicio del acto, los asistentes han guardado un minuto de silencio en recuerdo de los fallecidos por la dana en Valencia. 


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