(EFE). Dos jóvenes, conocidos de los acusados, que presenciaron la paliza tras la que en abril de 2019 murió el menor Santi Coca, han exculpado este martes a los cinco procesados y han responsabilizado al sexto encausado, un ciudadano argelino que se encuentra huido de la justicia.
«El ‘argelino’ (era su apodo) estaba ido, loco, agresivo. Era difícil retenerle, hasta que Santi cayo al suelo» junto a otro chico, ha explicado el primero de estos dos testigos en la tercera sesión del juicio con jurado que se celebra desde el pasado viernes en la Audiencia de Gipuzkoa.
Este joven ha señalado que él presenció todos los hechos que se iniciaron con una discusión en la que, según ha declarado, Santi Coca pegó un «puñetazo» al «argelino» y dio así inicio a una «pelea» en la que el segundo «se volvió muy loco».
«Fue repentino, nadie se lo esperaba», ha detallado este joven, quien ha concretado que ambos contendientes empezaron a golpearse mientras Santi decía: «uno contra uno», hasta que uno de los «puños» del «argelino» le «enganchó» y cayó «KO», tras lo que una vez en el suelo le dio una patada y se montó «un tumulto de gente», en el que participaban «dos grupos» porque Santi «no estaba solo».
Todo fue muy rápido
El joven ha manifestado que mientras esto sucedía los acusados permanecieron «alejados» del «argelino» y detrás de él, «separados de la movida», en una situación en la que todo «fue muy rápido» y que se produjo únicamente entre estas dos personas, aunque había otras «alrededor» que formaron un «barullo» pero con el objetivo no de «agredir» sino «separar».
El segundo testigo ha sido quién más ha concretado la forma en la que se produjo la agresión que, como ha detallado, tuvo lugar cuando el «argelino» se encaró con Santi y éste le propinó un puñetazo, tras lo que el ahora huido agarró al menor del cuello, lo llevó hacia un muro y le pegó «dos puños» que le hicieron caer al suelo donde le propinó una patada que hizo que su cabeza «rebotara contra la pared».
En ese instante pensó que se trataba de «algo grave», porque primero había visto a Santi con los ojos abiertos pero luego los tenía cerrados, por lo que se aproximó para «tomarle las pulsaciones», mientras el hermano del agredido, que había llegado al lugar y había caído al suelo junto a él, permanecía en «shock», y como no detectó pulso pidió una ambulancia.
Ha precisado que mientras tanto el «argelino» «seguía enfurecido y quería seguir pegando» por lo que dos personas lo tuvieron que retener, al tiempo que ha manifestado que las imágenes de aquella noche no se le han «borrado» porque es algo que te «marca» y además él no había «bebido» por lo que las recuerda con «nitidez».
Un barullo de bastantes personas
A diferencia de lo testificado por estos dos jóvenes, un tercer testigo que se encontraba en el lugar cuando sucedieron los hechos ha dicho que él vio un «barullo» de «bastantes personas» que estaban dando «patadas y puñetazos a un chaval» y que cuando éste cayó al suelo «siguieron agrediéndole», aunque no todos los del grupo «pegaban».
Este varón se ha servido de un símil futbolístico para referirse a las patadas que recibió la víctima, que ha descrito como «fuertes» y más parecidas a «tiros libres» que «a pases en corto».
Ha precisado también que escuchó voces que decían: «Karim, déjalo, vámonos ya», tras lo que se marcharon «corriendo» porque venía la Policía.
En esta misma línea, un cuarto joven, amigo del hermano del fallecido, ha dicho que fue un grupo de unas cinco personas las que agredieron a Santi Coca al que «asestaron» «incontroladamente» y con «mucha intensidad» patadas en el suelo que, según ha comentado, «iban a matar».
Revolver el dolor
En otro momento de la vista celebrada este martes ha comparecido Fátima Hacine, madre de Santi Coca, quien, tras recordar que hoy mismo su hijo hubiera cumplido 22 años, ha rememorado las últimas horas que pasó con él, al tiempo que ha admitido que para ella revivir ahora los hechos le ha supuesto otra vez una «depresión» y «revolver el dolor», algo que le ha costado «mucho».
Momentos antes del inicio de la sesión del juicio celebrada hoy, Juan Román Zubillaga, uno de los abogados de las defensas, ha descartado que este caso se asemeje al de «una manada de leones que caza un ñu» en una «actuación coordinada» como, en su opinión, pretende hacer ver las acusaciones y que, a su entender supone crear «una especie de cajón desastre» en el que «a lo mínimo» que haga se «suponga» que ha hecho uno ya «se le hace copartícipe de todo».
«Evidentemente esto no es así», porque además en el lugar de los hechos había «mucha gente que se escapó», ha continuado el letrado, quien ha puesto el foco sobre la existencia de un informe forense que dice que las lesiones de Coca eran «muy escasas, de muy escasa entidad y que la causa del fallecimiento es indeterminada» y que puede ser «natural o traumática».
Está previsto que las sesiones del juicio continúen esta tarde con las declaraciones de dos guardas de seguridad y que posteriormente se retomen mañana miércoles por la mañana con nuevos testigos y agentes de la Ertzaintza. Más sobre el caso de Santi Coca, aquí.
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