(EFE). El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha confirmado la condena a cuatro años y medio de prisión impuesta por la Audiencia de Gipuzkoa a un hombre que abusó sexualmente de una mujer a la que no conocía, en un piso de Donostia, aprovechando que estaba dormida y en «un estado de semi-inconsciencia» tras haber bebido.
El procesado, para el que el fiscal y la acusación particular habían reclamado siete años de prisión, fue condenado por la Sección Primera de acuerdo con la ley anterior a la del «sólo sí es sí», al tratarse de «la más favorable» al imputado ya que los hechos se produjeron antes de la reforma del Código Penal.
No obstante, el hombre recurrió en apelación ante el TSJPV, al entender que se había vulnerado su derecho a la presunción de inocencia, así como por la no aplicación del principio «in dubio pro reo» y por «falta de motivación» de la extensión de la pena.
Sin embargo, en una sentencia a la que ha tenido acceso EFE, el Tribunal Superior de Justicia rechaza las pretensiones del condenado, dado que la Audiencia de Gipuzkoa ya explicitó «de forma razonable» en su primera resolución los motivos por los que consideró probados los hechos «apoyándose en la declaración de la víctima».
Una mujer que, por otra parte, «no tenía motivos para perjudicar al acusado» y expuso un testimonio «coherente y persistente» que «resultaba fiable», sin suscitar «dudas», y frente a la que no existía «ninguna hipótesis alternativa razonable».
Los hechos ahora ratificados ocurrieron el 27 de octubre de 2018 en un piso de San Sebastián, en el que ya se hallaba la víctima junto a otras personas cuando el acusado llegó de madrugada junto a un amigo.
Sobre las nueve de la mañana, el procesado se tumbó en el sofá del salón en el que dormía la mujer y, tapándose con la misma manta, le levantó la camiseta para «tocarle y lamerle los pechos», tras lo cual y sin que la víctima «pudiera mostrar su negativa debido a su estado de embriaguez», le introdujo los dedos en la vagina.
A continuación, le cogió una mano y la colocó sobre su pene y le dijo «hazme una paja», una situación a la que puso fin otro de los hombres que se encontraba en el piso al levantar la persiana de la ventana del salón.
Algunas de las personas que se encontraban en el piso, al que habían llegado tras una noche de fiesta, relataron que la víctima había vomitado en el baño y había sufrido después episodios de arcadas.
Para el tribunal, ese «estado de gran afectación por la previa ingesta de alcohol en el que se encontraba» hace que «resulte verosímil» su versión «en cuanto a que no consintió con esos tocamientos» y no la del acusado, «que sostuvo lo contrario» y que además en un primer momento negó haberla tocado si quiera.
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