(EFE). Un transportista ha sido condenado este lunes a un año de cárcel por facilitar a un cómplice el robo de la cabeza tractora del camión que conducía como empleado de una empresa guipuzcoana, valorada en 60.000 euros y que posteriormente fue vendida en Holanda.
Inicialmente el procesado se enfrentaba a una petición de cinco años de cárcel por parte de la Fiscalía, si bien durante el juicio celebrado en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa ha reconocido los hechos y se ha conformado con un año de prisión como autor de un delito de apropiación indebida con la agravante de reincidencia y la atenuante de dilaciones indebidas en el procedimiento judicial.
Según han informado a EFE fuentes del caso, asimismo el camionero deberá abonar una multa de 900 euros y deberá compensar a la empresa damnificada con 74.000 euros, si bien el tribunal ha accedido a suspenderle la pena de cárcel con la doble condición de que no vuelva a delinquir y de que abone la indemnización acordada.
Según el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, el robo sucedió en 2016, año en el que la compañía propietaria del vehículo asignó al camionero el uso de la cabeza tractora que utilizaba habitualmente en su trabajo.
El documento precisa que en una de las ocasiones en la que le correspondía dejar aparcado el vehículo en las instalaciones de la empresa, al término de su jornada laboral, el procesado lo abandonó en este recinto «con las llaves de arranque puestas en el contacto y las puertas abiertas».
Seguidamente un cómplice salió de un coche aparcado en las proximidades, se dirigió al aparcamiento de la empresa, accedió a la cabina del camión «sin necesidad de forzar las puertas» y accionó el contacto con las llaves que estaban puestas, tras lo que «abandonó el lugar en poder de la cabeza motora».
El documento concreta que la sustracción del camión «fue ejecutada de común acuerdo» por ambos hombres «con la finalidad de obtener un beneficio patrimonial ilícito» y «prevaliéndose de la relación de confianza» de la empresa en su empleado.
El vehículo pesado fue vendido posteriormente en Holanda, desde donde fue traspasado a un particular en Polonia, aunque finalmente la empresa propietaria pudo recuperarlo y «restituirlo a territorio español».
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