(EFE). El hombre que violó a una mujer en un piso de Irun en el verano de 2020, mientras se encontraba inconsciente y afectada por el consumo de drogas y el alcohol, ha sido condenado a cuatro años y medio de prisión.
La sentencia del caso, a la que ha tenido acceso EFE, concreta que además de cumplir esta pena de cárcel, el procesado, al que le ha sido aplicada la atenuante de drogadicción, no podrá acercarse a su víctima ni comunicarse con ella durante siete años y deberá compensarle con 12.000 euros.
Para condenar al acusado, la resolución de la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa otorga total credibilidad al relato de los hechos realizado por la víctima que, según destaca, «ha resultado coherente y sin contradicciones» en todas sus declaraciones, mientras que en el hombre «se perciben contradicciones importantes» que «desvirtúan su credibilidad».
Comprar estupefacientes
La agresión tuvo lugar un día no concretado entre 28 de junio y el 15 de julio, después de que la víctima se reuniera con el procesado y un tercer hombre con la intención de comprar «sustancias estupefacientes».
Al no conseguir su propósito, el otro varón decidió seguir la búsqueda de estupefacientes en solitario, mientras que la perjudicada y el inculpado se dirigieron a un piso en el que este último tenía una habitación compartida, tutelada por una asociación que ayuda a la reinserción social de presos.
Según la sentencia, la mujer se tumbó entonces en la cama y se quedó «profundamente dormida» debido a que llevaba un día sin dormir, además de por «la fuerte medicación que tomaba» para paliar las dolencias que padecía, unido al hecho de que había consumido alcohol y «otras sustancias estupefacientes».
No consentido
Una situación que fue aprovechada por el inculpado «para mantener relaciones sexuales con penetración vaginal» que no fueron «consentidas» por la víctima debido al estado de «inconsciencia» en el que se hallaba.
En la vista oral, la mujer explicó que aquel día despertó «con el niqui subido, sin sujetador, con los pantalones bajados» y con el acusado a su lado agarrándola de forma «cariñosa».
En un momento posterior, que no supo concretar, preguntó al acusado lo que había sucedido y éste le dijo que había tenido sexo con ella.
La perjudicada explicó también que es «politoxicómana», que sufre fibromialgia, fatiga crónica y una enfermedad degenerativa «de la memoria» que, aunque le crea problemas para expresarse y le hace olvidarse de algunas «cosas como las palabras» adecuadas, no le impide recordar «perfectamente los hechos y los lugares».
No podría inventarlo
Preguntada sobre la posibilidad de que los hechos denunciados no fueran ciertos, afirmó que «jamás» podría «inventar» una violación o en su caso unos malos tratos «cuando no es así». «Jamás, eso es imposible. ¡Por dios!», recalcó.
Por su parte, el procesado admitió haber mantenido relaciones sexuales completas con la mujer el 28 de junio, pero recalcó que éstas fueron consentidas y mientras ambos estaban bajo los efectos del alcohol.
El hombre sugirió además que la mujer presentó la denuncia en su contra como forma de «librarse de la ira de su novio», cuando éste se enteró de que había estado con él.
Una argumento que, según la sentencia, no tiene «consistencia» porque a la víctima «no necesitaba denunciar para protegerse de las posibles represalias de su pareja»
La resolución judicial aún no es firme ya que ha sido recurrida por el acusado ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).
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