La mayoría de los niños son activos por naturaleza. Ya desde bebés les gusta explorar el entorno y una manera de hacerlo es a través del movimiento. Y cuando van creciendo también hacen deporte de manera individual o colectiva. En el País Vasco un porcentaje superior al 70% de los menores en primaria realizan alguna disciplina deportiva extraescolar. El problema surge cuando nuestro hijo no quiere practicar ningún deporte. En ABAtxiki tratamos este tema y en esta entrada del blog ‘Infancia en progreso’ vamos a intentar daros algunas pautas.
Y es que lejos de conformarnos deberíamos buscar la manera de motivar al niño hasta conseguir que se aficione a alguna actividad deportiva. Las razones: fomenta la autoestima y el bienestar físico y emocional, incremente la sensación de pertenecía al grupo (muy necesaria en estas edades), ayuda a organizar el tiempo (horas de entrenamiento vs. horas de estudio) y ayuda a hacer amigos fuera del entorno escolar.
¿Cómo podemos animar y motivarle?
1. Busca la disciplina que le pueda gustar. Es importante pensar que es el menor el que tiene que estar contento. Porque a todos les guste el fútbol no es obligatorio que a nuestro hijo también. Si resulta que es el atletismo o el patinaje artístico sobre hielo, no olvidemos que el objetivo es que haga deporte y no nos empeñemos en que juegue al futbol esperando que sea el próximo Maradona. Lo único que conseguiremos es que coja aversión al deporte.
2. Prueba tantas disciplinas como sea necesario. En la medida de lo posible y, sobre todo, cuando son pequeños, hay que facilitarles que prueben varios deportes. Es normal que aún no tengan definidos los gustos y cuantos más prueben más posibilidades hay de que encuentren su afición. No olvidemos que el colegio es una obligación pero el deporte extraescolar ha de ser para los niños una afición.
3. Se puede recompensarles en en inicio si es necesario. Sobre todo al principio, hasta que hagan grupo y se auto motiven, si es necesario, los padres habremos de compensarles el esfuerzo. Por ejemplo: “como has madrugado y has pasado la mañana entrenando después de comer puedes ver la tele y jugar a la play”. Una vez que veamos que el niño tiene un grupo de amigos y ha generado la suficiente auto motivación, habrá que retirar los reforzadores externos.
4. Estar como padres presentes en lo posible: La mayor recompensa para nuestros hijos es que nos vean animarles en los entrenamientos o en los partidos. Si la dinámica familiar lo permite hemos de intentar hacerlo.
Teniendo en cuenta estos puntos conseguiremos que nuestros hijos crezcan practicando deporte, lo que, sin duda, ayudará a su auto-regulación emocional y su desarrollo físico.
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