(Redacción/EFE) «Ha quedado acreditado qué ocurría en el estudio de Kote Cabezudo», ha dicho el abogado Mario Díez este mediodía tras la declaración de tres denunciantes a puerta cerrada, y cuyas palabras no han podido ser escuchadas por los medios de comunicación por problemas técnicos. Estas mujeres han declarado sin mascarilla «para que el tribunal tuviera la mayor información posible» en palabras del fiscal Jorge Bermúdez, quien ha confirmado que la versión de esta mujeres es muy distinta a la dada por Cabezudo.
El fiscal ha calificado de «verosímiles y congruentes» las declaraciones de las tres mujeres, y ha añadido para los medios presentes en el Palacio de la Audiencia que ha pedido tras la testifical de cada una de ellas un receso para transmitirles su «empatía por la situación que han atravesado».
«He intentado ser cuidadoso con las preguntas, ya les he dicho que podía hacer preguntas incómodas y les he pedido disculpas por anticipado», ha añadido Bermúdez.
Mario Díez, abogado de 14 de las mujeres en este juicio que comenzó el pasado lunes con 16 denunciantes ha incidido en que ellas llevan nueve años manteniendo las mismas acusaciones «que además están sostenidas por pruebas gráficas».
«La producción de pornografía infantil denunciada es un hecho objetivo. Si un perito constata que la modelo, cuando posó, era menor de edad… y así está acreditado por las fechas de los DNI», ha afirmado.
También ha narrado que las tres mujeres, que no se conocían entre sí y provienen de distintos lugares (una reside en Donostia, las otras dos en pueblos), «se han quebrado» tras declarar. «No es posible fingir eso. Ha quedado claro qué ocurría en ese estudio», ha dicho Díez.
El fotógrafo denunciado ha seguido la sesión desde otra sala donde no era visto por las mujeres.
El juicio se reanudará el lunes con la declaración de nuevas víctimas.
Las tres denuncias
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso EFE, los hechos por los que hoy ha declarado la primera de las víctimas sucedieron en 2007, cuando ella tenía 18 años y el procesado supuestamente «le hizo firmar un contrato» y, sin informarle «suficientemente de lo que perseguía con el material» que iba obtener, llevó a cabo una sesión en la que realizó «cerca de 14 ‘sets'» de fotografías y vídeos en los que «aparecía desnuda».
A pesar de que el acusado le habría «comentado» que en las imágenes en las que se apreciaban sus «partes más íntimas» no se veía «nada», finalmente habría compartido estas fotos en sus páginas de internet, donde «ofrecía, previo pago, material pornográfico».
En paralelo, esta chica había pactado con el inculpado que, en caso de publicar alguna de sus fotos, lo hiciera con un alias y no con su nombre real, «a fin de no aparecer indexada» luego en los distintos buscadores de internet.
Tres años más tarde, en 2010, una conocida revista de tirada nacional publicó en su portada con el consentimiento de la modelo una imagen de esta chica realizada por otro fotógrafo.
Una circunstancia que habría sido aprovechada luego por Cabezudo para identificarla con su nombre real en sus propias páginas, retirando el pseudónimo que inicialmente le había asignado, sin que ella le hubiera dado «autorización de ningún tipo para hacerlo».
El Ministerio Público señala que, ya en 2011, esta misma víctima recompró sus derechos de imagen al inculpado, a pesar de lo cual, en junio de 2013, en el perfil de Facebook de Cabezudo aún «aparecían» fotos suyas, «anunciando la posibilidad de descargar ‘sets’ completos de imágenes de su página de internet».
Para ello habría que enviarle un mensaje «sms» de pago, a través del cual se obtenía un «código único» para descargar las instantáneas, de forma que el acusado presuntamente «obtenía un beneficio económico» con su difusión.
Una situación similar, según la Fiscalía, se habría producido con otra de las chicas que han declarado hoy, quien presuntamente realizó varias sesiones con Cabezudo en 2003, cuando ella tenía 16 años, tras lo que la menor supuestamente apareció «desnuda y con exposición de sus partes más íntimas, en páginas -de internet- en las que se ofrecía, previo pago, material pornográfico».
Unas imágenes que además habrían sido compartidas «en otros sitios web» donde habrían continuado alojadas hasta el año 2014.
El Ministerio Público mantiene que, también en el caso de esta chica, el fotógrafo presuntamente modificó el pseudónimo con el que inicialmente la menor aparecía en las imágenes para identificarla con su nombre real, «sin autorización de ningún tipo».
Finalmente, según la Fiscalía, la tercera víctima que ha declarado hoy realizó en 2012 «varias sesiones fotográficas» con el encausado, quien no la habría informado «suficientemente de lo que perseguía con el material obtenido».
«Así -describe el Ministerio Público-, le hizo firmar un contrato aparentemente inocuo, para posteriormente compartir las fotografías», en las que la joven aparecía desnuda y «con exposición de sus partes más íntimas», en páginas en las que se ofrecía «material pornográfica» previo «pago».
La Fiscalía señala que en las sesiones el procesado habría comentado a la chica que en las instantáneas que obtenía de «sus partes más íntimas» realmente «no se veía nada».
Más adelante, cuando la afectada recompró sus derechos de imagen al fotógrafo, en distintas páginas web siguieron apareciendo instantáneas suyas que el procesado «había compartido».
Apoyo de Indarka
La plataforma organizada por varias víctimas, Indarka, ha emitido un comunicado con motivo de estas primeras declaraciones. «Han transcurrido algunos años, muchas éramos menores de edad en aquel entonces. El período de instrucción ha sigo muy largo igualmente y hoy por fin comenzamos a vislumbrar el final del camino», apunta el colectivo, enviando todo su apoyo «a las mujeres que hoy están reviviendo el horror que fue y que ha marcado nuestras vidas para siempre».
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