El Informe Anual de Sostenibilidad 2017 presentado hoy en el Ayuntamiento pone de relieve que el crecimiento económico posterior a la crisis resulta negativo para el medio ambiente donostiarra y es que «esta ciudad no se diferencia demasiado de otras poblaciones», tal y como ha añadido la concejala del área Ane Oiarbide. Junto a ella han presentado el informe Josu Benaito, director de Medio Ambiente del Ayuntamiento donostiarra, Manu González y Leire Sarobe, ambos del Observatorio de la Sostenibilidad de Fundación Cristina Enea.
El reciclaje en Donostia «está estancado en la tasa del 38%», han expresado los presentes, que han añadido que ha aumentado un 1% la basura trasladada a vertedero como consecuencia de un consumo creciente de alimentos y otro tipo de productos con la mejora económica.
No es el único dato negativo. También crece la presencia de coches y motos en la ciudad («cuando empezó a descender la crisis muchos cambiaron de coche») hasta ser 403 turismos cada mil habitantes, y el hecho de que cada vez haya más bicicletas no modera este hecho. Y también creció el pasado año el consumo de gas, otro aspecto negativo del informe.
En el lado contrario los presentes apuntaron a la reducción del consumo de electricidad probablemente a las medidas de rehabilitación en los edificios, que conllevan un mayor aislamiento y una mayor eficiencia, así como un menor consumo de los electrodomesticos porque se van sustituyendo y la compra de bombillas más eficientes. También se encuentra en el capítulo positivo la calidad del aire de Donostia, «que es aceptable».
En lo que se refiere al Urbanismo a día de hoy hay un 42,78% de la superficie de suelo artificializada (en 2017 se sumaron 3,45 hectáreas), lo que ha sido considerado un buen dato y se siguen investigando los suelos contaminados. Por otro lado también ha descendido el número de zonas consideradas afectadas en el Mapa de Ruido.
No han querido aventurarse los presentes a pronosticar cómo serán los informes de sostenibilidad una vez entre en funcionamiento la incineradora de Zubieta. «Respecto a los residuos resulta esencial la concienciación de los ciudadanos con o sin incineradora. Por otro lado dicen que los vertederos producen más emisiones de CO2 que las incineradoras modernas», ha apuntado Manu González, quien en todo caso ha abogado por dar tiempo al tiempo y evaluarlo sobre el papel cuando llegue el momento.
Precisamente hoy la Junta de Gobierno Local ha aprobado el Plan de Acción Klima DSS 2050, que recoge una serie de objetivos a medio plazo (2030) y otros a largo plazo (2050), así como las acciones que hay que desarrollar para la consecución de los mismos. Entre otros compromisos se encuentra la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030 y en un 80-95% para 2050 respecto a las cifras de 2005.
La elaboración del plan ha contado con la colaboración de diversos departamentos del Ayuntamiento, entidades y agentes de interés de la ciudad.
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