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Luz al pasado

Cita en Kutxa Kultur con el pasado ilustre de la Universidad Sancti Spiritus de Oñati

El historiador José Antonio Azpiazu presentará hoy la obra que según Kutxa Fundazioa viene a saldar parte de la deuda de los vascos con la institución

Universidad de Oñati. Foto: Kutxa Kultur

Hoy a las 19 horas se presenta en Kutxa Kultur (cuarta planta de Tabakalera) la publicación ‘Historia social de la Universidad Sancti Spiritus de Oñati’ escrita por el conocido historiador José Antonio Azpiazu. El acto será con el autor como protagonista y con Mikel Mendarte, director de Cultura de Kutxa Fundazioa.

Se trata de una obra que según Kutxa Fundazioa viene a saldar parte de la deuda de los vascos con el reconocimiento de la importancia histórica que tuvo la universidad Sancti Spiritus de Oñati, creada en el siglo XVI por el obispo de Ávila Rodrigo Mercado de Zuazola. Realmente llama la atención que haya sido, durante varios siglos, la única universidad del norte de España.

Según explican los expertos Salamanca, Valladolid o Zaragoza quedaban lejos y resultaban caras, además de peligrosas, porque no existía control sobre la vida de los estudiantes y las tentaciones eran muchas. Rodrigo de Zuazola creó el mencionado colegio para obviar esas dificultades. Oñati no era una población grande, aunque en aquella época contaba con más de 5.000 habitantes.

La intención del obispo fue crear un centro con las mismas prerrogativas que Salamanca o Alcalá, que atrajera a estudiantes de las provincias vascas, además de Nafarroa, Burgos y Santander. El propio fundador declaró que su propósito era ofrecer estudios superiores a un coste muy inferior al de otras universidades, pues la vida en Oñati era mucho más barata que en las grandes capitales. Además, se trataba de una población en la que el control social era sencillo, por lo que ayudaba al cargo que asumía el Rector de vigilar las posadas donde se alojaban los estudiantes y ejercer rondas nocturnas para obligarlos a retirarse a las casas de acogida. Se daba, además, para aquellos con menos recursos, la posibilidad de estudiar a cambio de ayudar en ciertas tareas del centro.

Los aspectos académicos de Sancti Spiritus están estudiados. Menos atención se ha dispensado a lo que suponía, en una población como Oñati, la incidencia que ejercía un dinámico conjunto de jóvenes provenientes de distintos lugares.

Eran muchas las casas y caserías que acogían a los estudiantes, lo que propiciaba la convivencia con la juventud local, que contaba a su vez con un importante grupo que estudiaba en la universidad. La presencia de este colectivo forzosamente debía provocar conductas violentas y la solución a enfrentamientos, peleas y abusos presentaba dificultades, pues a la autoridad del alcalde se oponía la del Rector, quien se mostraba más complaciente que los ediles, lo que a su vez generaba enfrentamientos entre ambas autoridades.

¿Cómo se logró mantener esta universidad, con intervalos de cierres y períodos bélicos, hasta principios del siglo XX? Contribuyeron a ello diversos factores, pero la aportación del obispo fue muy importante, aunque desde el principio este capital fue mal gestionado. Hubo muchos momentos en los que no se pudieron mantener las cátedras, lo que suponía la práctica desaparición de la vida académica.

A partir del siglo XVIII las provincias vascas y Nafarroa tomaron conciencia de la importancia de mantener en pie dicho centro, y sus aportaciones consiguieron mantenerlo con vida. El Ayuntamiento de Oñati apoyó enérgicamente su continuidad inyectando importantes sumas de dinero y en situaciones de crisis los profesores llegaron a impartir sus clases a cambio de comida.

Esta provenía en buena parte de fuera: el vino, de Nafarroa y la Rioja; el pescado, de poblaciones de la costa; el cacao, de las Indias y hubo muchos momentos en los que la relación con estos proveedores quedó truncada por las diversas guerras, por lo que la importancia de los productos del propio colegio (verdura, huevos, cerdo) resultó fundamental, a lo que ayudó la buena voluntad de los vecinos, siempre dispuestos a regalar algunos productos del campo.

Se han rescatado importantes listas de graduados que cursaron estudios en Oñati, lo que resulta una invitación para investigar qué puestos ocuparon muchos de los que consiguieron título en la universidad Sancti Spiritus, tanto en Euskal Herria como en el resto de la Península y en América. Sobre la calidad de su enseñanza, no se distinguiría mucho del resto de universidades peninsulares. Su modernidad y aperturismo parecen quedar avalados por la presencia, a principios del siglo XIX, de una mujer en las aulas oñatiarras.

En Kutxa Fundazioa se muestran satisfechos de editar esta publicación, además de forma bilingüe.

«Este libro nos recuerda lo que fuimos y lo que somos, en un momento en que la formación universitaria es tan importante para la emergencia de ciudadanas y ciudadanos críticos y que dispongan de recursos para hacer frente a entornos tan cambiantes como desafiantes. Vivimos tiempos de grandes cambios, que se suceden a demás a una velocidad trepidante. Merece la pena a veces hacer una pausa y mirar hacia el pasado, hacia nuestra historia reciente, para aprender de ella, pues tal vez contenga algunas claves para iluminar nuestro presente y futuro».


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