Con mascarilla en el primer fin de semana en que ésta era obligatoria, con más distancias y con las últimas cifras de contagio como principal tema de conversación, pero lo cierto es que ha habido playa el sábado y el domingo que dejan para la posteridad imágenes que hace escasos meses hubieran producido asombro. El verano donostiarra, este año, transcurre en toallas enmarcadas por círculos de arena.
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