Dicen que no pasa nada, que Zaporeak seguirá repartiendo entre los refugiados 1.800 comidas diarias en Lesbos, que la entidad seguirá presente allá donde más se le necesita y que el aliento gipuzkoano, tanto de la sociedad como de las instituciones, es realmente el motor esencial de esta actividad humanitaria. Sin embargo y visto desde la distancia sorprende ver que cinco de los siete fundadores de Zaporeak se bajan del barco: Peio Garcia Amiano, Zazpi Garcia Amiano, Iñaki Alkiza, Yoli Uranga y Oraitz Garcia. Éste último expresaba hoy para DonostiTik que «nunca nadie pensó que el proyecto de unos amigos de Intxaurrondo pudiera llegar tan lejos. Esto cansa mucho y es momento de reflexionar y de dar un nuevo impulso a Zaporeak».
En un comunicado hecho público ayer Zaporeak expresaba que en la vida hay sueños que, por muy locos que puedan ser, se hacen realidad. Y este era el sueño de siete vecinos de Intxaurrondo «que no podían mirar a otro lado aquel diciembre del 2015 viendo las imágenes de la incesante llegada de personas refugiadas a Grecia y que decidieron embarcarse en una aventura, sin dudas, sin saber lo que se podrían encontrar, sin saber si sería posible hacer realidad ese loco reto y desplazarse a Chios para dar una alimentación digna a las personas refugiadas».
¿Qué es lo que quema más durante este tiempo?, ¿el trato con personas que sobreviven en situaciones infrahumanas?, ¿la búsqueda de financiación? Oraitz García lo tiene claro: «Ver que se cronifican situaciones que pensábamos serían temporales. Que no se avanza. Que la situación de supuesta emergencia no acaba».
A lo largo de este tiempo Zaporeak ha estado presente en Chios, Patras, Atenas y Lesbos. Y su labor, como se ha dicho, seguirá adelante. Al frente de la entidad continuará Jesús María Jalón, también presente desde el inicio de Zaporeak.
«Hemos llevado a Grecia nuestras recetas, nuestra manera de entender la cocina, nuestra cultura gastronómica, la hemos tenido que amoldar a los gustos, a los sabores de las personas refugiadas, pero estamos orgullosos de haber unido la cocina vasca y la solidaridad», afirman.
Oraitz García añadió para DonostiTik que no sería extraño que regresen en algún momento. Por ahora, reflexión y descanso para ellos y nuevos impulsos para una tarea que, insisten, sigue muy viva.
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