El asturiano Borja Vigil, que lleva década y media en Donostia, no tiene nada que ver con la hostelería: se dedica al mundo de los ascensores. Pero hace un tiempo, en un viaje a Barcelona, llegó a sus manos un folleto que le preguntaba al lector Fem una tapa solidària?, animándole a colaborar con causas nobles por una vía original y placentera: comiendo tapas en los bares. Y a Borja se le ocurrió otra pregunta: ¿por qué no algo así en Donostia, mediante los venerados pintxos?
Dicho y hecho: él y un grupo de amigos crearon PintxoKoop, una iniciativa de cooperación que cumplió cinco años a finales de diciembre, con una treintena de locales hosteleros adheridos. Ha recaudado casi 40.000 euros, que se han destinado a 11 objetivos solidarios “tangibles” de la capital gipuzkoana y su entorno: desde un triciclo adaptado para llevar de paseo a las personas mayores hasta columpios especiales para los niños de Santa Teresa Ikastxea (los han resumido en este vídeo de YouTube). Y siempre haciendo gala de transparencia máxima: “Euro que recibimos, ese euro que se va al objetivo”.
El objetivo actual en el que está embarcado PintxoKoop concluirá “a finales de febrero o así”, calcula Vigil. Ya falta poco para completar los 5.000 euros que se destinarán a apoyar el deporte inclusivo o adaptado. Esta vez se concretará por una doble vía, relata. 3.500 euros van destinados a la actividad de atletismo inclusivo del club Ostadar de Lasarte-Oria. Y otros 1.500 como aportación a KEMEN, una agrupación deportiva de personas discapacitadas, con la que le ayudarán a adquirir una nueva silla especial para facilitar las salidas al monte de personas con necesidades y capacidades especiales.
Resulta hasta emocionante comprobar lo que se puede lograr con poca gente, buenas ideas y mucho esfuerzo. Pero lo mejor es que no piensan detenerse: para este 2019, su plan es lanzar el II Premio Solidario PintxoKoop. Este no solo decidirá de forma más ‘democrática’ cuál será el próximo objetivo, sino que además servirá para poner sobre la mesa ante la sociedad más proyectos que, seguro, también merecen apoyo.
Tejiendo la red
Por circunstancias vitales, María lleva un par de años sin apenas horas para dedicarle a PintxoKoop, pero estuvo en los inicios y sigue la iniciativa. Quiere quitar importancia a los impulsores, como ella misma: “Aquí, a quienes hay que agradecerles que esto exista es a los hosteleros y a los ciudadanos”, subraya.
Porque el primer paso, forjada la idea, fue y sigue siendo convencer a los hosteleros para que donen un porcentaje de lo que ganen por vender cada ejemplar de uno de sus pintxos. Y para eso, el grupo se reparte las tareas, dependiendo de las capacidades y gustos de cada cual. Varios miembros se han recorrido los bares “dando la ‘chapa’ y vendiéndonos, entre comillas, para que cada bar escoja su pintxo”. Otro se encarga de las redes sociales, “otro de ir a las radios si nos llaman…”.
El hecho de que la decena de miembros de PintxoKoop sean realmente ajenos a la hostelería “nos beneficia” como proyecto, calcula Vigil: los bares saben que no les van a ‘vender’ nada, salvo solidaridad. La acogida, en general, ha sido “fantástica”, y no han llegado más lejos porque hacen falta gente y tiempo. Por ejemplo, para hacer el necesario seguimiento, buscando la comodidad de los colaboradores: algunos hosteleros se conforman con la primera explicación, a otros hay que “mimarlos” más, detallarles cada semana cómo marcha la cosa, cuál es la siguiente meta.
La naturalidad del bar
Después, realmente cada dueño escoge lo que quiere y puede aportar: a veces es literalmente el porcentaje que toque, otros “hacen una aportación mensual: unos pueden dar 3, otros 100 y otros 200”, sigue María. También la Obra Social La Caixa colabora todos los años, señala, “porque cree en nuestro proyecto”.
Y, desde otro punto de vista, cada establecimiento escoge también cómo publicita la iniciativa: algunos ponen un cartel o una hucha al lado del pintxo, otros en la pared… Incluso hay quien opta por no darse autobombo, aunque participe en algo tan loable.
El estímulo está listo: falta la tercera pata, el cliente solidario. Y, considera Borja, en un ambiente de ocio, relajado, es todo más fluido y natural, menos violento. “A nadie nos gusta que nos paren en la calle y nos pidan la tarjeta de crédito”, aunque sea para una buena causa; es más sencillo si el parroquiano ve un cartel llamativo junto a una delicia gastronómica y pregunta.
II Premio: más combustible
Por tanto, si se cumplen las previsiones, este mes habrá terminado de recaudarse lo correspondiente al último objetivo. La rueda no se detiene, tocaría escoger otro. La vía habitual para elegirlo es una asamblea de los voluntarios implicados: “Lo decidimos en grupo, siempre alrededor de unas cervezas y algo para comer”, sonríe María. En cualquier caso, “somos muy críticos” y exhaustivos a la hora de decidir a quién ayudar.
Pero esta vez el método puede ser diferente. Vigil desvela que quieren convocar el II Premio Solidario PintxoKoop. La primera edición, de 2017, fue un éxito. Y les gustó la idea, porque posibilita hacerlo todo “de otra manera: en vez de decidir nosotros, preguntar a las asociaciones ‘¿qué proyectos tenéis?’. Un jurado con hosteleros, voluntarios y un amigo nuestro eligió a los tres finalistas”, pero la criba final fue una votación en redes sociales, donde precisamente ganaron los columpios adaptados de Santa Teresa.
“Fue muy bonito, disfrutamos un montón”, y tuvo notable repercusión en redes, resume Borja. Y la trascendencia de hacerlo así es múltiple. No solo se abre la decisión a mucha más gente, sino que “el premio permite acceder a una parrilla de proyectos que pudieran ser interesantes” para el futuro, incluso divulgarlos para que los apoyen otros. O ellos mismos: la silla ‘montañera’ de KEMEN, del objetivo actual, fue finalista en 2017.
Un certamen es también una oportunidad muy potente para los mismos locales. Por ejemplo, tras la primera edición, “un bar nos comentó, ‘a mí me habría gustado que hubieran podido votar mis clientes tradicionales’”, lo que se puede solucionar “colocando una urna y unas papeletas”: servirán para dar a conocer PintxoKoop, pero también promocionará el carácter solidario del establecimiento: “Nos gusta que se sepa que, como bar, apoyas proyectos sociales”.
Además, el premio produce más efectos positivos internos. “Nos hemos dado cuenta de la dificultad de mantener el punto de tensión alto a lo largo de todo el año”, señala Borja, y organizarlo también les auto-obliga a un mayor despliegue.
Bienvenidos todos
De pronto, ya ha pasado un lustro. “Estamos contentos, pero es algo anecdótico», opina María. Por eso, en principio no va a haber ninguna celebración especial, o al menos de momento. Aunque alguna vez han realizado algún actp promocional en el Espacio Keler, concierto incluido, esto se debe a que el local “nos lo dejan gratis”, y a que uno de los miembros de la iniciativa tiene su propio grupo musical. Es decir, “no gastamos ni un duro en adornos”.
Si hacen algo, añade Borja, podría ser más probablemente cuando se resuelva el premio, lo que podría suceder allá por octubre. Pero el aniversario no es lo importante, sino que Pintxo Koop siga yendo hacia arriba. ¿Crecer fuera de Donostia?, de momento lo ven complicado, por cuestiones operativas. Pero sí mejorar dentro. Para eso, sería importante que se sumaran más manos y cerebros. No solo locales solidarios, sino también voluntarios que puedan divulgar el mensaje. Cualquiera que esté interesado, puede contactar con el grupo mediante la página de PintxoKoop en Facebook: “Les vamos a recibir con los brazos superabiertos”, garantiza Borja.
Esta es la treintena actualizada de negocios hosteleros que colaboran actualmente, ordenados por barrios donostiarras. Es un mapa dinámico, porque los locales van cambiando, algunos incluso cierran y los sustituyen otros nuevos. En PintxoKoop quieren que se sepa quiénes son, porque sin ellos este bellísimo viaje no sería posible. Y la otra parte es el cliente, claro. Así que, lector, ya sabes dónde estaría bonito comer el siguiente bocado.
Antiguo
Artikutza
Malandrinos
Amara
Bar Alai
Aritza
Bera-Bera
Café Bar Bully
Centro
Mesón Martín
Iturriotz
Kata4
Galarreta
Orona-Ideo
Gros
Ramuntxo Berri
Bodega Donostiarra
Malandrinos
Viura
Roberto
Piazzetta de Gros
Vinatería Manu Méndez
Parte Vieja
Haizea
Nagusia
Jose Mari
Ormazabal
Sport
Martínez
Ganbara
Quinto Pinto
Beti Jai
La Cepa
A Fuego Negro
Mendaur
Tamboril
Piñudi
El vermut especial del Txurrut
Riberas
Doctor Livingston
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