(EFE). Este próximo viernes se cumplen cinco años desde la irrupción de la covid en Euskadi, en concreto de la notificación de los dos primeros casos de una pandemia que tensionó el sistema sanitario hasta límites insospechados, aunque el año acabó con la primera vacuna dispensada el 27 de diciembre que abrió una puerta a la esperanza.
El País Vasco, Madrid y La Rioja fueron las primeras autonomías en las que se detectó la transmisión comunitaria de lo que en un primer momento se llamó ‘neumonía’ china y que provocó en toda España la muerte de más de 120.000 personas.
Unos días antes de ese 28 de febrero de 2020 en el que se notificaron los dos primeros casos, uno en Vitoria y otro en Gipuzkoa, la entonces consejera de Salud del Gobierno Vasco, Nekane Murga, envió un mensaje de tranquilidad a la sociedad porque hasta entonces no se había detectado ningún caso en la comunidad autónoma, aunque ya se había sospechado de una decena de personas.
Un mes antes, el 31 de enero, se había confirmado el primer paciente, un turista alemán, el mismo día en el que llegaron a Madrid una veintena de españoles evacuados desde Wuhan, que quedaron en cuarentena en el hospital militar Gómez Ulla.
De la preocupación mínima al primer fallecido
A finales de febrero la preocupación en Euskadi por esta enfermedad todavía era mínima y las autoridades sanitarias vascas tan solo «no descartaban» que en los próximos días pudiera detectarse algún caso.
El primer caso notificado fue el de una mujer guipuzcoana que viajó a Milán, una ciudad con una alta incidencia de coronavirus, unos días antes. La segunda, una médica internista del Hospital de Txagorritxu de Vitoria, centro sanitario que se convirtió en uno de los focos de propagación del SARS-CoV-2 en Euskadi.
El 1 de marzo ya había cinco casos identificados por las autoridades sanitarias y unos días después, el 4 de marzo, se notificó la primera muerte en la comunidad autónoma con positivo en coronavirus. Se trataba de un hombre de 82 años de Basauri y fue la segunda víctima mortal de toda España, tras el deceso de un paciente el 13 de febrero en Valencia.
Tres días después falleció en Vitoria otro hombre, de 90 años. Las dos primeras víctimas mortales fueron de un colectivo, el de personas mayores, que fue el que más sufrió esta pandemia que tuvo seis olas y que al principio parecía no tener fin.
Euskadi también tuvo la desgracia de registrar el 19 de marzo la primera víctima de la covid entre el personal sanitario del conjunto de España, una enfermera vizcaína de 52 años que estuvo una semana hospitalizada.
Las medidas de lucha
Los primeros dos años parecía que la covid no iba a encontrar su final. Confinamientos, medidas restrictivas de la actividad económica y social, tensión hospitalaria, suspensión de la actividad escolar presencial (Vitoria fue la primera capital en cerrar los centros educativos), de autocuidado, de rastreos y de una vacunación masiva que abrió la esperanza al final de la pandemia que llegó a confirmar hasta 14.000 contagios diarios, con la explosión de la variante ómicrom.
Después de que el 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara la pandemia mundial, el 13 de ese mes el lehendakari Iñigo Urkullu convocó un Consejo de Gobierno extraordinario para declarar la situación de Emergencia Sanitaria en Euskadi. Al día siguiente Pedro Sánchez hizo lo propio con el Consejo de Ministros y decretó el Estado de alarma, lo que supuso el confinamiento domiciliario que duró tres meses.
En junio se acabó el estado de alarma y el 12 de julio se celebraron en Euskadi elecciones al Parlamento Vasco, unos comicios inicialmente previstos para el mes de abril.
En agosto el lehendakari volvió a decretar la emergencia sanitaria por el aumento de los casos y comenzaron nuevas medidas restrictivas que afectaron al ocio nocturno, a los horarios de la hostelería y a los aforos, entre otras cosas, una época que se conoció como la de las «no fiestas».
Quedaban por delante cuatro olas más de covid que, como en el resto del mundo, puso patas arriba a toda la sociedad y que, en el plano más trágico, se llevó la vida de casi 8.800 personas en Euskadi.
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