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Celebrando un invento donostiarra: el pedalo, que nació hace 130 años en el Urumea

Ramón Barea, el artífice, fue invitado a la Exposición Universal de París con su obra. “Mi bisabuelo fue un adelantado a su época, ya que decidió asociar el mar a la bicicleta, al ejercicio"

Unai Elizasu, gerente de Arrauning, y Ramón Barea Unzueta, bisnieto del inventor. Foto: A.A.

Estados Unidos, China, Inglaterra, Japón, Australia, Francia, Tailandia… Uno de los inventos vascos más extendidos por el mundo vuelve, 130 años después, a su lugar de origen: el río Urumea. Fue, en concreto, el 3 de junio de 1893 cuando el emprendedor, empresario e inventor Ramón Barea patentó su ‘velocípedo náutico’. “Después del Urumea vinieron sus pruebas en La Concha, donde tuvo gran éxito y repercusión y desde donde conquistó medio mundo”, apunta el gerente de ‘Arrauning’ Unai Elizasu, promotor de esta novedosa jornada de nombre ‘Ramon Barea Eguna’.

Una pionera fiesta, en concreto, que pretende tanto honrar la memoria de su “ingenioso pero poco reconocido” inventor como dar a conocer esta nueva actividad que toda la familia podrá disfrutar en el Urumea “desde una perspectiva tan especial como es el río” a partir de dicha jornada y a lo largo de todo el año.

En palabras de Elizasu, “hemos querido traer los pedalos al río para enseñárselo a la gente donostiarra, guipuzcoana, como una actividad deportiva, histórica, ecológica y de ocio, ya que la filosofía de ‘Arrauning’ siempre ha sido dar a conocer nuestro tan desconocido Urumea, porque cuando conoces una cosa, empiezas a cuidarlo y a quererlo”.

Fue así como el altzatarra comenzó a investigar en Internet sobre este aparato cuando se encontró súbitamente con esta sorpresa: Ramón Barea fue el inventor de su mecanismo, además, bajo la misma filosofía que persigue ‘Arrauning’. Partiendo de dicha visión, concretamente, Elizasu desea en la actualidad impulsar otra manera de ver San Sebastián así como de practicar deporte, ya que admite que para muchas personas “remar en canoa se hace incómodo. Por tanto, ¿por qué no traer pedalos? A cualquiera que le dices pedalo le sale una sonrisa, porque guarda recuerdos de su infancia o de las vacaciones.

Entonces, ¿por qué no tener pedalos en el río donde se probó su prototipo y donde antiguamente era el lugar de paseo de ocio de toda la alta sociedad donostiarra?”.

Dicho y hecho. Elizasu adquirió en febrero, concretamente, cuatro de estos pedalos –también conocidos como velomar, patinete, patín de pedales, hidropedal…- para ofertar una novedosa actividad deportiva siguiendo con la filosofía inicial de Barea: “Mi bisabuelo fue un adelantado a su época, ya que decidió asociar el mar a la bicicleta, al ejercicio, pero que no fuera nadando, porque en aquella época prácticamente nadie sabía nadar, excepto los arrantzales y la gente del Muelle. Él consideraba que este aparato es realmente muy conveniente para personas enfermas o ‘de poco desarrollo físico’. Es decir, turismo de salud y turismo ‘salino’ que se le llamó, que nace cuando Isabel II en 1845 empieza a tomar en Donostia para curarse de herpes”, indica el historiador y bisnieto Ramón Barea Unzueta.

Su familiar cuenta, además, lo siguiente: “Hay que tener en cuenta que a finales del siglo XIX fue cuando arrancó el turismo de sanación, que es de donde Donostia nace un poco, de esas primeras visitas reales que utilizan los baños como turismo de sanación”.

Así las cosas, los velomares de ‘Arrauning’ –uno se bautizará como ‘Ramon Barea’ en honor a su inventor- estarán disponibles durante todo el año en la rampa sita al lado del puente Lehendakari José Antonio Aguirre, en Amara, concretamente, a partir del evento denominado ‘Ramon Barea Eguna’, que se celebrará el 3 de junio de 2023 en Loiola.

Una fiesta económica y para toda la familia

La jornada ‘Ramon Barea Eguna’ transcurrirá, exactamente, en la plaza Latxari de Loiola, lugar donde ‘Arrauning’ tiene ubicada su sede. Será el 3 de junio de 2023, sábado, cuando toda persona que así lo desee podrá dar una vuelta de cinco o diez minutos aproximadamente en los pedalos a lo largo de un recorrido delimitado con boyas para la ocasión.

“En cada pedalo podrán ir como máximo dos adultos y dos niños, un adulto y tres niños o dos adultos. La edad mínima de los niños o niñas será de seis años y todas las personas deberán participar con chalecos salvavidas”, apunta Elizasu.

Se espera que sea una jornada de fiesta, memoria y deporte a un módico precio de tres euros por persona, con un horario donde desde ‘Arrauning’ se han propuesto cuatro tramos de tiempo: 16:00, 17:00, 18:00 y 19:00 horas. Las reservas se han de realizar con antelación entrando en la web www.arrauning.com, concretamente, en el apartado ‘Día de Ramón Barea’. Cada reserva corresponderá a un pedalo, concretamente. En el caso de reservar en el turno de las 16:00 horas, el tiempo de asistencia será de 16:00 a 16:50 horas. Las dudas se podrán despejar llamando al siguiente teléfono: 658 72 54 98.

La familia, “muy contenta”

La familia Barea siempre ha intentado “guardar su memoria” por medio, por ejemplo, de carreras de velomares que se realizaban antaño en la Concha, ya que no dudan en catalogar a su ancestro de “exitoso emprendedor industrial”. Hoy se muestran “muy contentos” con la iniciativa: “Lo hemos hablado en la familia y nos hace mucha ilusión el hecho de que ‘Arrauning’ reivindique o recupere el río como un espacio de descubrimiento lúdico, de deporte, así como que el hecho de que nuestro bisabuelo hubiera tenido esa idea y de que Elizasu ahora la saque a florecer. Es una oportunidad para dar a conocer también que realmente, aquello que vemos en todo el mundo, surgió aquí, de la mente de nuestro bisabuelo”.

El historiador va más allá: “Seguramente no pensaba que su invento podría trascender en el tiempo -igual pensaría que otros sí-. Sin embargo, el resto de inventos han quedado ya eclipsados y este, en cambio, es, al final, el que ha trascendido. Y que aquí, donde surgió, se patentó y se le dio a conocer, se pueda hacer ahora nuevamente de mano de Arrauning, para la familia es muy bonito”.

Con el sello real

El prototipo inicial que inventó Ramón Barea lo bautizó como ‘velocípedo acuático’ y fue probado, primeramente, en el mismo Urumea: “Las primeras pruebas hay que hacerlas en un entorno seguro y estable, por lo que se hacen en el río, seguramente a la altura de entre puentes, en la zona más segura”, explica el historiador. Después, el invento pasa a La Concha:

“Entre el 14 y 15 de mayo de 1893 hace las pruebas en la bahía, donde diferentes revistas de ilustración española, de ingeniería, se hacen eco de esa presentación. Coincide, además, con la llegada de la reina María Cristina, que pasaba los veranos en Donostia con Alfonso XII. Entonces, a mi me contaba mi padre, que a su vez se lo había contado mi aitona, que la reina, en un momento dado, sale al balcón del palacio de Miramar y ve a un hombre con txapela y traje andando encima del agua.

Entonces, le dio audiencia y, a partir de ahí, a la empresa familiar -que era hojalatería o linternería- le dan el sello de la Casa Real, de tal manera que las obras que se van a hacer en el palacio de Miramar serán a cargo de la hojalatería ‘Ramón Barea’”.

Su invento más exitoso

De todos modos, el historiador subraya que de los inventos que creó su bisabuelo, el del pedalo es el que ha surcado todos los mares: “El éxito realmente le viene de este invento, que va ajustándolo un poco con el tiempo, porque él lo que quiere es que tenga una gran estabilidad, sea fácil de montar y desmontar, con poco peso y cierta velocidad –llega a diez kilómetros por hora-. En ese momento decide patentarlo y acude a París para patentarlo internacionalmente. Es entonces cuando realmente la prensa de la época se hace eco y, posteriormente, en 1900 se le invita para participar en la Exposición Universal de París. Ahí se le otorga la medalla de oro y un diploma como el mejor invento de la sección innovadora de navegación”.

Es a partir de este modelo cuando comienzan a nacer diferentes variantes, pero el origen lo tenemos aquí mismo, en Donostia, en el mismo Urumea.

Un prolífico inventor

En palabras de su bisnieto, “Ramón Barea es un inventor, un industrial, de todos los inventos que patenta, trabaja para el Ministerio de Guerra, hace sistemas de camuflaje para las guerras de Cuba y Filipinas, a finales del siglo XIX y principios del XX elabora sistemas de dirección de navegación para globos dirigibles o zepelings y posteriormente trabaja también con sistemas de aeronáutica, de modelaje de aviones cuando la habitación estaba en estado embrionario, sistemas de aterrizaje, de extinción de incendios… Pero de todos los inventos que patenta, este es realmente el que ha traspasado fronteras y el tiempo hasta regresar adonde nació: el río Urumea”.


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