En Semana Santa Donostia ganará otro paseo obligado para los turistas. También para los locales, claro, pero no es lo mismo. ¿Cuántas veces habrán subido los parisinos a la torre Eiffel?
Las visitas al campanario del Buen Pastor serán gestionadas por el Ayuntamiento y dotarán a los curiosos, seguro, de un punto de vista distinto. Una imagen inédita por dentro y otra perspectiva de Donostia en su conjunto. Todos estos meses se ha trabajado para despejar la subida a la torre, hasta ahora inexpugnable salvo para unos privilegiados.
Lo cierto es que la ciudad es más abarcable que nunca desde esta altura de 75 metros hasta donde se llega por medio de unas escaleras. Todo nuevo e impoluto como una máquina bien engrasada en el interior de un templo que fue inaugurado con el horizonte de 1900.
En los años 70 hubo otra restauración pero la gran permeabilidad de la torre y las inclemencias a las que está sometida obligaba a una obra mucho más profunda que restaurara su situación y la hiciera, además, accesible.
A cargo de la misma han estado el arquitecto de la empresa Teusa Aznar Sánchez y el jefe de obra Mikel BillaBerde, que han trabajado sobre un proyecto de Zetabi Arkitektoak.
La rehabilitación ha tenido un coste de 1,5 millones (la parte pública ha corrido a cargo de Fomento, Diputación y Ayuntamiento) y el 12% ha sido pagado por el Obispado. También han sido restauradas las campanas, que retoman su sonora labor, y las luces serán cambiadas aprovechando las circunstancias.
La Catedral del Buen Pastor, obra neogótica del arquitecto gipuzkoano Manuel Echave, fue inaugurada en 1897. Construida en sillería con piedras procedentes de las canteras de Igueldo forma un importante conjunto arquitectónico en el que destaca su torre, situada sobre el pórtico de entrada e inaugurada en 1899, con una altura de 75 metros en forma de aguja.
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