Pararán en verano y volverán con toda la fuerza en septiembre con el único (y gran) objetivo de sacar a los mayores de paseo y compartir sus historias. «Historias buenísimas que te cuentan en el camino, yo me muero de la risa con ellos», explicó la conductora Maite Álvarez, que en vez de tocar el timbre de la bicicleta, canta coplas. «Entonces se retira la gente como las aguas del Nilo», explicó entre risas. Y entre risas y buen ambiente ‘Bizikletaz Adinik Ez’ (‘En bici sin edad’) culmina su tercera temporada con retos muy claros para poder seguir avanzando.
Iñigo Munilla, alma máter de esta iniciativa sin ánimo de lucro junto a la empresa Txita y Kalapie, quiere que los triciclos formen parte del paisaje donostiarra. «Me dijo una profesora que en Gros empezaba a ser así y me encantó. Pero creo que nos falta ser más conocidos y, por supuesto, nos faltan recursos».
Recursos humanos porque a día de hoy y pese a haber formado a 147 conductores sólo una quincena está al pie del cañón. Es el caso de Maite Álvarez y Alberto Portillo, que están encantados.
A ambos les une la pasión por la bici (ella es secretaria de Kalapie) y disponen de un tiempo libre que quieren dedicar a los demás. Ambos coinciden en otro punto: después de sacar a los mayores de paseo siempre vuelven a casa con una sonrisa. Y restan importancia al «trabajo» que supone. «No es nada duro. Las bicicletas tienen un pequeño motor para las cuestas y cuando salimos quedamos a las 10 y para la una volvemos», comentó Portillo.
‘Fichando’ empresas
Respecto a los recursos materiales, Munilla tiene claro que la iniciativa debe ser autosustentable tras el primer empujón que les dio la Fundación 2016 y las correspondientes ayudas del Ayuntamiento y la Diputación.
Para ello buscan ‘fichar’ a empresas privadas que den estabilidad a esta labor social. Por ahora se han sumado Caixa Bank y Salto Systems. «El futuro pasa por ahí. Ahora nos movemos en Donostia y en Pasaia, pero llegaríamos más lejos con más medios», explicó Munilla.
A día de hoy Bizikletaz Adinik Ez cuenta con seis triciclos. Cada uno cuesta 6.100 euros + IVA. Uno de los mismos, como ya se hizo eco DonostiTik, fue estrenado en mayo del pasado año gracias a la ayuda de Pintxokoop.
Esta iniciativa para no dejar de lado a los mayores no es precisamente donostiarra. Tiene presencia en 43 países porque forma parte del movimiento CWA (Cycling Without Age). Y está adquiriendo mucha fuerza.
La demanda de este servicio es creciente a nivel mundial y también a nivel local. De hecho aquí al principio los mayores eran sólo de dos residencias, San José de la Montaña y Lamorous. A día de hoy la entidad da servicio a ocho centros y también llega a algunos domicilios de la mano de Afagi y del programa Etxean Bizi de la Fundación Matía.
No es de extrañar que para los mayores sea una especie de droga la experiencia de volver a la calle tras verse postergados por problemas de movilidad. Y como producto de ello ‘Bizikletaz Adinik Ez’ crece en Donostia entre pedaleos, buena voluntad, historias y las coplas de Maite. Aunque aún se puede llegar mucho más lejos.
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