Juliette Binoche recibió anoche en el Kursaal el primero de los dos Premios Donostia de la 70ª edición del Festival de San Sebastián. La actriz francesa recibió el máximo galardón honorífico del certamen de manos de Isabel Coixet y tras la ceremonia se proyectó Avec amour et acharnement /Fuego dirigida por Claire Denis.
En su discurso de agradecimiento, Binoche recordó a sus familiares, a sus amigos, allegados, colaboradores y compañeros de trabajo. También dio las gracias al Festival de San Sebastián por mostrar películas de cineastas que le encantan y que ama. «Me siento aquí como en casa, siento ese calor y es un honor estar aquí», señaló visiblemente emocionada.
«También quisiera dar las gracias a un compañero de camino fiel: el silencio. El silencio es una presencia. Antes de una toma, antes de interpretar, el silencio es la fuerza, esa fuerza de donde yo saco las emociones, las sensaciones, y aparece sin voluntad alguna. Pero sin el silencio, no hay palabras. Sin el silencio no hay espíritu, y cuando ese silencio es compartido con una realizadora o realizador, con una actriz o actor, con el equipo de una película, entonces se teje un hilo de oro y eso se convierte después en una película. Y ahí, todo el sentido de mis sueños de querer ser actriz se encarna en una obra viva», ha afirmado.
El actor Eneko Sagardoy ejerció de presentador de la gala e Isabel Coixet, que dirigió a Binoche en ‘Nadie quiere la noche (2015)’, elogió a la intérprete antes de otorgarle el Premio Donostia. «Al trabajar a su lado te sientes tocado por una extraña magia que pasa por encima de imágenes, de palabras, encuadres… Es cierto eso que dicen de que su rostro emana luz, pero es una luz increíblemente generosa, una luz que impregna a todos los que hacen la película con ella. Si cierro los ojos, siento que, aunque todos sus personajes son radicalmente distintos unos de otros, todos están tocados por esa luz rara y extraordinaria», subrayó.
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