(Mercedes Zabaleta/EFE). Folk, blues, rock and roll, reggae. Todo tiene cabida en la música del californiano Ben Harper, un vocalista y guitarrista rotundo que ha hecho del eclecticismo su seña de identidad y que ha demostrado este domingo en el Kursaal de San Sebastián que las etiquetas no son lo suyo.
Harper ha estado en su debut en el Festival de Jazz de San Sebastián con su habitual banda «The Innocents Criminals», compañera de viaje desde sus inicios salvando algunas intermitencias en las que se apoyó en «Blind Boys of Alabama» o «Relentless 7».
Adrian «Alex» Painter (guitarra), Darwin Johnson (bajo), Oliver Charles (batería), Christopher «CJ» Joyner (teclado), Leon Mobley (percusión) han arropado a Harper en el carrusel de experiencias musicales que ha sido el recital.
Recogimiento espiritual
Más de media hora en la que ha habido espacio para el recogimiento casi espiritual y para el rock and roll más trepidante conducido por este californiano que creció entre música, ya que su madre era cantante y su padre percusionista, y que pasó su niñez en la tienda de sus abuelos repleta de discos, libros y, por supuesto, de guitarras.
Ante un Kursaal que ha registrado lleno total, el concierto ha comenzado con «Bellow Sea Level» cantando «a capela» por Harper y los integrantes de su banda.
El aire folk «Diamonds on the inside» ha dado paso a «Burn To Shine», un tema salpimentado de notas reggae con el que han empezado a subir las revoluciones del auditorio, y al que ha seguido otro de los imprescindibles de Harper: «Dont’ Give Up On Me Down».
Con otro de sus clásicos, «Steal My Kisses», Harper ha sacado su «lap steel», un instrumento sobre el que ha demostrado su dominio, y ha animado al público a corear los estribillos.
En este punto del concierto, la banda se ha retirado del escenario y Harper se ha quedado solo con su guitarra para ofrecer unas intimistas versiones de «Walk Away», «Acoustic», «Another Lonely Day» y «Giving Ghosts», la única canción de su último álbum que ofrecido al público donostiarra.
El ritmo ha vuelto con el rock frenético de «Say You will» y con el aire jamaicano de «Two hands», que ha concluido con el auditorio en pie bailando al ritmo jamaicano del tema y el propio Harper brincando en el escenario.
El bis «Amen Omen», que ha incluido un guiño al «Knockin’on Heaven’s Door», de Bob Dylan, ha cerrado un concierto redondo.
Jazz africano en la Trinidad
Durante esta tercera jornada del festival donostiarra el pianista japonés Yosuke Yamashita (Tokio 1942) ha recibido el premio Donostiako Jazzaldia 2023, un galardón que compartirá con el trompetista Enrico Rava y Abdullah Ibrahim, el músico sudafricano que protagoniza esta noche la primera parte de la velada en la plaza de la Trinidad.
En su sexta visita al Jazzaldia, Abdullah Ibrahim acude al escenario de la plaza de la parte vieja donostiarra con un trío. La sutileza de su música en la que resuenan ecos de raíz tradicional sudafricana y de jazz, consigue una emulsión musical que raya entre lo religioso y lo moderno.
A sus 88 años, este pionero del jazz en África cuyos inicios en el género fueron apadrinados por Duke Ellington, ha ofrecido una lección de buen hacer ante un público, del que ya es un conocido.
Le ha sucedido en el escenario la joven saxofonista londinense Nubya Garcia, representante de la nueva generación de figuras del jazz de la capital británica.
Hija de madre guayanesa y padre trinitrense, Nubya Garcia estudió música desde pequeña y se crió escuchando los discos de su padre que pasaban del reggae, al jazz pasando por el funk o el soul, unas influencias que ha absorbido en sus composiciones.
Garcia presenta su primer álbum, «Source», que publicó en 2020, con nuevas versiones y arreglos.
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