«Mi padre murió en 2011 sin que este atentado fuera reconocido ni que se supiera quién lo había hecho». Es una de las penas de Begoña Urroz, la hermana de la niña asesinada hace 60 años en la estación cuando tenía 22 meses. Hoy el Ayuntamiento ha puesto una placa en memoria de la pequeña, y su hermana, a la que le pusieron el mismo nombre de la asesinada («llevarlo es un orgullo y una cruz», ha dicho), ha estado presente junto a otros familiares.
Corría el 27 de junio de 1960 cuando estalló en la estación de Amara una bomba que (hasta ahora no se ha sabido) había colocado el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación). La pequeña tenía 22 meses y murió al día siguiente a causa de las quemaduras.
«El perdón es posible», ha dicho Urroz, quien se ha emocionado durante el acto y se ha acordado especialmente de sus padres, ambos fallecidos. «Yo ya tenía la paz», ha añadido, pero se ha mostrado muy agradecida con este gesto del Ayuntamiento de San Sebastián.
Hasta el momento, en el camino de la recuperación de la memoria, el Consistorio ha colocado placas en memoria de Juan María Araluce, José María Elicegui Díez, Antonio Palomo Pérez, Luis Francisco Sanz Flores, Alfredo García González y Gregorio Ordóñez, todos ellos asesinados por ETA.
Por otro lado la legislatura pasada se colocaron placas en la sede de Dbus en recuerdo de Mikel Zabalza y de Ángel Portugal. Mikel Zabalza, conductor de Dbus, fue detenido en 1985 por la Guardia Civil y posteriormente su cuerpo apareció sin vida en el río Bidasoa. Ángel Portugal, también conductor, murió de un infarto tras sufrir el autobús que conducía un acto de violencia callejera en 1997.
También se recordó en sendos actos a Alfonso Morcillo, sargento de la Guardia Municipal asesinado por ETA, y a Tomás Alba, asesinado por el Batallón Vasco Español.
Deja un comentario