Begoña Santos: «Me he encontrado unas cuantas montañas en mi vida»

Este viernes la donostiarra Begoña Santos Olmeda presentará su libro Mujeres que mueven montañas en la Sala San Jerónimo de San Sebastián a las 19 horas y lo hará, además, con el acompañamiento musical de la pianista Nora Indacoechea. El libro de Santos recrea ocho historias protagonizadas por mujeres unidas por otro elemento común: el peso de la montaña. La obra de Santos fue finalista del Premio Desnivel de Literatura en 2023 y siempre es una lectura edificante. Más, aún, en la víspera del 8M.

Es su primer libro. ¿Lo escribió por amor a literatura o a la montaña?

Desde pequeña he leído mucho y uno de mis sueños era escribir un libro. Una vez que me decidí a hacerlo, es decir, que lo puse en la lista de prioridades de mi vida, dedicándole mucho tiempo y esfuerzo, tenía que elegir un tema que realmente me apasionara. Y por eso escribí historias de no ficción que tuvieran el hilo conductor de la montaña.

¿Qué supone presentar el libro con motivo del 8M?, ¿imagino que no lo escribió pensando solo en lectores mujeres, pero sospecho que la gran mayoría lo es… ¿es así?

Cuando decidí que las historias serían solo de mujeres lo hice porque durante el proceso de escritura y de selección de relatos fui consciente de que hay muchas historias con protagonistas hombres contadas desde todos los ángulos posibles. Por el contrario, historias muy interesantes de mujeres han quedado invisibilizadas o en segundo plano. Me pareció que centrarme en ellas me enriquecería, ampliando mi perspectiva y mi comprensión del mundo, y también la de los futuros lectores y lectoras. Pero sí, inicialmente las mujeres han mostrado más entusiasmo por leer el libro, quizás por verse más reflejadas en él.

Creo que intentó encarar más historias pero algunas mujeres protagonistas no se animaron (corríjame si me equivoco, pero creo que ha hablado con siete mujeres, una está fallecida). ¿Hay alguna historia que le haya dado pena no contar?

Efectivamente. Encontrar historias significativas y mujeres que quieran compartirlas es una de las partes más complicadas de todo el proceso de elaboración del libro. Hay un tema, por ejemplo, que tenía mucho interés en abordar: cómo podía influir la naturaleza, y en concreto los deportes de montaña, en la salud mental. Contacté con dos personas, una de ellas bastante conocida a la que incluso llegué a entrevistar, pero al poco tiempo me dio a entender que no le interesaba participar. Son temas delicados, y comprendo que al final no se quisiera arriesgar. Al final es otra persona la que va a poner palabras a tu experiencia.

¿Por qué se decantó por escribir en primera persona?, ¿cómo fue la escritura?

Este libro ha sido fruto de mi curiosidad: he escrito sobre situaciones de la vida real que me llamaban la atención y que quería entender mejor. Estos ocho relatos cortos me han hecho vivir experiencias que nunca tendré en la vida, como lo que siente una científica que está haciendo frente a la erupción del volcán de la Palma en 2021, los recuerdos de una nonagenaria sobre la guerra civil o la impotencia de una mujer ochomilista cuando ve que el campamento base del K2, en vez de ser el lugar idílico que nos podemos imaginar, está lleno de basura.

Si tuviera que elegir una historia como la más inspiradora… ¿cuál sería?

Es curioso porque las personas que han leído el libro y me hablan de los relatos que más les han gustado, no suelen coincidir en sus preferencias. Dependiendo de quiénes son, de su momento vital, de sus experiencias personales, les emocionan más unos que otros. Personalmente, hay una que es la que a mí más me gusta porque es la más cercana a mi experiencia vital, pero prefiero no decirlo para no influir en la lectura.

¿Se ha encontrado usted muchas montañas en el camino?

He tenido la suerte de nacer en una parte del mundo en el que la organización social y los servicios públicos han allanado mucho el terreno, si lo comparamos con otros lugares, como por ejemplo aquellos de los que proceden las personas migrantes que llegan a nuestro país. A nivel individual, como cualquier persona, me he encontrado unas cuantas montañas en mi vida. Algunas las he podido conquistar y otras no, pero a la larga estas últimas me han servido para forjar el carácter y fortalecerme como persona. Nunca las he evitado.

Me gustaría saber cómo valora a día de hoy la situación del feminismo en nuestra sociedad. ¿Se nos olvida lo conseguido cuando hablamos igualdad?

Creo que es bueno que la sociedad sea ambiciosa en cuanto a los resultados que hay que conseguir en materia de igualdad. Falta mucho por hacer, y estamos en un momento especialmente delicado, con cuestionamientos de situaciones que ya dábamos por superadas, pero es cierto que se ha avanzado en cuestiones importantes. En mi libro recojo por ejemplo la historia de Ekeney Njau, una de las primeras porteadoras del Kilimanjaro, cuya máxima aspiración era convertirse en una persona autónoma sin tener que depender de un hombre, que era el destino de cualquier niña en su contexto social. O la historia de Aqila Hashimi, que tuvo que huir de Afganistán cuando llegaron los talibanes al poder en agosto de 2021 ya que su vida corría peligro por el simple hecho de ser mujer. Cosas que nos parecen impensables en nuestra sociedad, siguen pasando impunemente en el mundo. No debemos olvidarlas.

¿Tiene algún proyecto literario en la cabeza?

Estoy dando vueltas a algunas ideas, pero todavía no se han concretado. Lo que sí creo es que mi próximo libro estará también muy arraigado en la vida real. La cita con Begoña Santos, aquí.