La hora en la que Lara tenía que relevar a su compañero ha pasado hace ya unos minutos. La energía de esta logroñesa de 34 años, hija de una pareja de feriantes de toda la vida, no se resiente. El sol golpea con fuerza una de las atracciones estrella del Paseo Nuevo, su voz se mantiene firme y guía a los jugadores con la misma convicción que en la primera carrera de camellos de la tarde. Antes de dar el pistoletazo de salida anima a los rezagados con un toque de humor: “Ya sabéis que el médico recomienda hacer ejercicio, y más en agosto tras haberse tomado un par de cervecitas”, dice Lara. Y cuando todos los participantes están listos ya no hay marcha atrás: “Avanti tutti, tutti jorobi… ¡Empieza la carrera!”.
Entre todas las atracciones que se despliegan en una larga hilera que parte del Aquarium, es raro ver a una mujer llevando la voz cantante. Desde el barco vikingo hasta la jaula de Alcatraz, la tómbola Antojitos o los autos de choque, el de los feriantes sigue siendo un sector tradicionalmente masculino. Lara Ortega reconoce que es un “mundo de hombres” pero en el que “cada vez se ven más mujeres”. “Yo monto, desmonto y me mancho las manos. Gente para el micro no hay mucha, suele dar vergüenza, miedo… Pero no tiene secreto, basta con entretener. Lo que cuenta aquí es la actitud”, cuenta en el descanso arropado por su familia. En su atracción trabaja otra chica más, Carlota, que se encarga de poner orden en la fila así como de que se cumplan las distancias de seguridad y el resto de protocolos COVID.
Lara sustituye a otra speaker -“un poco mayor que yo”, apunta- cuando hace dos años decidió continuar con un negocio familiar que ni por asomo se esperaba el tsunami que le venía encima. La pandemia del coronavirus llegó en marzo de 2019, a punto de inaugurarse la temporada de ferias y fiestas. Acostumbrada a ir de feria en feria desde pequeña, sus planes se truncaron hace 18 meses y esta es la primera vez que sale a la carretera desde entonces. El domingo estaba “emocionada y nerviosa”, con una mezcla de sensaciones que dos días después hace que el pelo de sus brazos aún se le erice. En realidad, este ha sido un “regalo” de ultimísima hora.
“El verano pasado a los feriantes no nos llegó la nueva normalidad. ¿Y nosotros qué? Este año no esperaba trabajar. Todo se ha decidido en las últimas dos semanas y tengo que decir que en el ayuntamiento han sido muy valientes por apostar por la feria. Han puesto mucho de su parte. Esto es un pequeño triunfo. Si sale bien va a ser bueno para todos”, resume. El horario de funcionamiento de las atracciones es de 16:30 a 23:30 horas y estarán hasta el 15 de agosto. Después, en el mes de septiembre, irán a Valladolid y dependen de la evolución de la pandemia (y las decisiones políticas) para ver qué pasa con las fiestas del Pilar de Zaragoza.
Lara nació en una feria. Esta ha sido su vida. Y se ha recorrido media España en caravana. “Mis padres tenían una feria de madera, me dejaban en una esquina y me decían que esperase ahí mientras se turnaban en el relevo. Más adelante me enseñaron lo que era una moneda de 100 pesetas. Me decían, le das al verde y coges la moneda. Era como un juego”, recuerda. Se oye al nuevo speaker de fondo. El vitoriano Teo es ahora el que guía a los camellos. “Comienza la carrera, a ver quién se la lleva. Corre corre que te pillo”. Lara está contenta. Puede ser el comienzo de una buena racha. Se despide con un halago a San Sebastián y al Paseo Nuevo: “Este es el sitio más bonito en el que he trabajado”, dice.
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