La futura estación de Astigarraga, que estará elevada sobre las vías, tendrá una superficie total de 310 metros cuadrados, de los que 140 se destinarán a cuartos técnicos y el resto a la circulación y movimiento de las personas usuarias. La altura libre máxima del espacio es de 4,10 metros. Estas son algunas de las características que tendrá la nueva infraestructura ferroviaria, según se recoge en el proyecto constructivo, cuya redacción está en su fase final y que esta tarde han avanzado la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, y la alcaldesa de Astigarraga, Zorione Etxezarraga.
En la actualidad, la línea convencional Madrid-Irun, por la cual circulan los trenes de cercanías de Renfe, cuenta en el entorno con dos estaciones, en Hernani y Martutene, quedando el municipio de Astigarraga y su población en un punto intermedio bastante alejado de ambas. Es por ello que, en cumplimiento de una encomienda del Ministerio de Fomento, Euskal Trenbide Sarea, gestor ferroviario vasco, es el encargado de materializar dicho proyecto.
El acceso a la estación se realizará exclusivamente de forma peatonal a través de un recorrido de paseo con amplias pasarelas de acero, ya que por el lado este, en el término municipal de Astigarraga, tienen que salvar las vías y el río Urumea, mientras que por el oeste, en el término municipal de Donostia-San Sebastián, también tienen que superar las vías.
El trazado peatonal presenta una anchura que permite la coexistencia de peatones y ciclistas. La pasarela del Urumea presenta una longitud aproximada de 200 metros distribuida en 5 vanos.
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