“La leña de haya crepitaba al calor de la lumbre de la chimenea, un dulce aroma a fuego, a calidez, a hogar, inundaba la estancia. Toda la familia, se agrupaba a su alrededor, imbuidos por esa extraña magia, por ese embrujo que tiene el fuego, todos contemplando la lumbre, ensimismados, hechizados. Una de las contraventanas de madera pintada, del viejo caserío golpeó con fuerza, sacudida, sin compasión, por la tormenta que rugía con fuerza afuera `[…]». Ir al blog
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