Un año más un grupo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi ha estado excavando en el túnel de San Adrián/Lizarrate, unos trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo a lo largo del mes de julio. Desde 2008 se vienen realizando este tipo de labores, por tanto, este año ha sido la XVI campaña en la que han participado una docena de voluntarios procedentes de diversas partes del territorio (Gipuzkoa, Araba, Iparralde o Madrid).
El túnel de San Adrian – Lizarrate ha conservado en un excelente estado una amplia secuencia de la ocupación humana a lo largo de los últimos milenios, circunstancias por las cuales se ha convertido en uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la Cornisa Cantábrica.
El director de esta excavación, el arqueólogo Alfredo Moraza, explicó que “los trabajos arqueológicos en el Túnel se han desarrollado en dos áreas concretas siguiendo las labores ya llevadas a cabo en los años precedentes, por lo que podemos hablar de hallazgos tanto de prehistoria como de historia”.
Las expectativas de los trabajos de esta última campaña presentan indicios de gran relevancia en los dos sectores en los que se viene trabajando en los últimos años.
Hallazgos prehistóricos de hace 14.000 años
Una de las áreas de trabajo es la definida como Área de Intervención 12 o antiguo Polvorín carlista. Un punto donde se ha registrado una amplia secuencia de ocupación humana: niveles de época contemporánea (segunda mitad del s. XIX), un destacado asentamiento de la Edad del Bronce (hace unos 3.500 años) con la presencia de diversos fondos de cabaña, silos y restos de un destacado asentamiento humano de carácter ganadero y agrícola; niveles asociados al Aziliense-Magdaleniense Final (hace 14.000-15.000 años) con un punto estacional de asentamiento por parte de un grupo humano especializado en la caza (ciervos, corzos, cabras…)
“En esta campaña se ha procedido a realizar un sondeo de evaluación destinado a determinar la existencia de ocupaciones humanas más antiguas”, añadió Moraza. De esta manera se ha podido comprobar que existen indicios de que puedan localizarse en futuras campañas niveles de ocupación humana más antiguos relacionados con períodos climáticos más templados.
Hallazgos históricos: Antiguo Ostatu
El segundo espacio de trabajo es la definida como Área de intervención 1 o antiguo Ostatu. En este lugar se ha dado continuidad a los trabajos iniciados en 2020, ampliando ligeramente la superficie de trabajo.
En este punto bajo una serie de niveles relacionados con las últimas fases de ocupación del túnel datadas en torno a los siglos XVIII-principios del XX y su posterior abandono (las edificaciones se incendiaron en 1915) se han podido descubrir una serie de destacadas evidencias. “En la parte más occidental del sondeo se ha podido documentar la presencia de los cimientos de un destacado muro de gran anchura (1,15 m) y una longitud de al menos 4,15 m que se encontraba totalmente desmochada” apunta Moraza. Este muro se relaciona directamente con el primitivo castillo habilitado en la Edad Media.
Abandonado y totalmente arruinado ese castillo a mediados del S. XVI la construcción será reutilizada como venta u ostatu, formando parte de las infraestructuras relacionadas con el destacado sistema viario de comunicaciones que permitía unir Europa con el interior de la Península Ibérica (antiguo Camino Real).
En la primera mitad del S.XVIII se realizó una gran reforma en el sistema viario, lo que hizo que se llevaran a cabo importantes obras en el interior del túnel. De esta manera, los restos del antiguo castillo fueron totalmente demolidos y desmochados hasta sus cimientos. Posteriormente se ejecutó un nuevo muro de cierre (actual muro) y se rellenó el espacio intermedio con tierra y piedras, el cual ha aportado diversos materiales de gran interés (monedas, dedales, botones, cerámicas de época medieval y moderna y otras más antiguas).
Localización
El túnel de San Adrian/Lizarrate se encuentra en terrenos de la Parzonería General de Gipuzkoa y Alava, dentro del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, a una altura de unos 1.000 metros. Es un enclave de un gran valor natural y cultural frecuentado por numerosos visitantes y estudiosos.
Estos trabajos están subvencionados por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa, la Parzonería General de Gipuzkoa y Alava y el Ayuntamiento de Zegama, bajo la coordinación de un equipo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi (Alfredo Moraza, Manu Ceberio y Jexux
Tapia).
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