La entrega del premio de cooperación Agustín Ugarte 2023, que ha recaído en el misionero Ángel Olaran y en Medicus Mundi (éste segundo como colectivo), es una ocasión perfecta para volver a recordar cuál es la situación de las zonas más abandonadas del mundo. Los reconocimientos se entregarán este jueves 16 de noviembre a las 18 horas en la Kiroletxea en Anoeta, y en palabras de la diputada Goizane Álvarez este premio «quiere dar visibilidad a esa desigualdad que permanece pese al paso de los siglos».
«En Tigray (Etipía) trabajo con gente joven formada que quiere seguir con mi legado. Ellos organizan el trabajo. No paran sábados ni domingos y no cobran horas extra. Ponen lo mejor de ellos y podrían tener un trabajo mejor. Saben que es bueno ser importante, pero que es más importante ser bueno«, ha dicho el misionero esta mañana durante un encuentro con la prensa.
Ángel Olaran nunca se ha caracterizado por cerrar la boca ante lo que considera injusto y se mantiene fiel a esta premisa. Quizá más ahora, después de 20 años en Tanzania y más de 30 en Etipía. «Hoy leía en Berria que para salvar a una empresa de energía se van a emplear 14.000 millones de euros, creo que son. Pero da igual la cantidad. Si pidiéramos 10 millones para Tigray se echarían las manos a la cabeza».
Y es que Olaran considera «migajas» lo que aporta Europa a la cooperación «mientras a África la estamos estrangulando. Seríamos los europeos quienes saltaríamos por las concertinas si los africanos protegieran con eso sus materias primas».
El misionero ha narrado que están «encantados» a la espera de que llegue un container a un hospital de Tigray con una veintena de colchones y camas «en buen estado» que han ‘jubilado’ en centros hospitalarios vascos. «Es que allí los edificios se mantienen en pie, pero los soldados han entrado y han desmantelado todo. Para Euskadi esto (en referencia a las camas y los colchones) no es nada».
También ha contado que un cirujano le comentaba que allí operan con instrumental que se utilizaba aquí hace 30 años. «Con instrumental nuevo resolveríamos gran parte de las urgencias de salud», ha dicho. Y también ha criticado que Euskadi venda armas. «Armas que destrozan».
Olaran ha dicho que lo suyo «no es una vida dedicada a…, es una vida compartida con…» Y, muy amable en todo momento, ha agradecido el reconocimiento que le otorga la Diputación.
«Nuestros proyectos ayudan a la familia y al medio ambiente», ha enfatizado. «Y lo que hemos hecho en África con organizaciones de apoyo como Medicus Mundi ya está hecho. Mi proyecto ahora es salvar Tigray y sus 7 millones de personas. Y lo proyectos que aquí cuestan una millonada allí se hacen con un duro».
Necesidad de voluntariado
Por su parte Lourdes Fernández, representante de Medicus Mundi en Gipuzkoa, que cumple 50 años, ha llamado la atención sobre la necesidad de voluntariado. «Hay rachas, hay temporadas. Personas que vienen cuando están sin trabajo, por ejemplo. Pero necesitamos una continuidad».
Fernández ha explicado algunos proyectos de la veterana entidad que comenzó a trabajar por rincones del mundo muy complicados, como Ruanda, y que ha ido tejiendo lazos por tantos otros países con la ayuda de entidades locales y con la mujer como destinataria en muchos casos.
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