La asociación conservacionista Áncora incide en un comunicado en que la protección exigida en los Cuarteles de Loiola no se limita solo a las fachadas delanteras de los dos edificios principales «tal como ha insinuado el alcalde Eneko Goia en su reciente comparecencia, sino que se extiende a los Edificios de Mando en su totalidad, que son los más monumentales del conjunto: los únicos que cuentan con interiores valiosos y elementos de piedra en su envolvente». Y Áncora reclama también la protección del puente de acceso a los cuarteles.
Hace cuatro meses se dictó la sentencia que ordenó incluir el acuartelamiento de Loyola en el PEPPUC y denuncia la asociación patrimonialista que «lamentablemente» el fallo judicial (que ha sido recurrido) permanece incumplido.
El pasado martes se supo que el Ayuntamiento de Donostia y el Ministerio de Defensa han alcanzado un acuerdo para la compraventa de los terrenos en los que actualmente se ubica el Acuartelamiento del Ejército en Loiola. El Consistorio adquirirá el solar por un precio que supera los 73 millones de euros, y el Ministerio se compromete a abandonar las actuales instalaciones en un plazo de cuatro años.
Respecto a la sentencia del TSJPV, Eneko Goia apuntó a que los dos edificios principales serán mantenidos y destinados a equipamiento. «Se ha contemplado el mantenimiento de estos dos edificios pese al recurso presentado».
«Neoplateresco tardío y poco más»
En opinión de Áncora, el caso de los cuarteles pone de manifiesto «las graves deficiencias del PEPPUC». «Esta carencia ha sido denunciada por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y también desde la Dirección de Patrimonio de la Diputación Foral, instituciones que presentaron reiteradas alegaciones en su defensa».
«Las asociaciones ciudadanas se han pronunciado en idéntico sentido por entender que las instalaciones militares de Loyola poseen unos destacables valores histórico-arquitectónicos. Muy lejos de estas posiciones, desde el Consistorio se dedicaron a tachar estas edificaciones de tardías y desfasadas, negando totalmente su interés patrimonial. Baste recordar la intervención del director de Urbanismo Jon Chavarri en marzo del año pasado admitiendo que: «no se han analizado sus valores…neoplateresco tardío y poco más».
El puente
Incide Áncora en que ha sido la justicia la que ha tenido que imponer su catalogación al entender que hay edificios que reúnen todos los requisitos objetivos para ser protegidos. «La sentencia se basa en una alegación realizada en 2009 por la Diputación que incluía tres fichas distintas, correspondientes a los dos edificios principales y el puente de acceso. La necesidad de proteger este puente se reitera en otro estudio de valoración patrimonial que la Administración foral encargó en 2020, a la empresa Ondartez S.L».
Añade Áncora que el elemento de acceso al complejo se proyectó y construyó al mismo tiempo que el resto del acuartelamiento, marcando su eje principal. «Forma parte indisociable de su imagen y fue diseñado por el mismo equipo de ingenieros militares para armonizar con el conjunto».
El puente de los cuarteles consta de tres arcos rebajados de hormigón armado que se apoyan sobre dos pilas con tajamares curvos de piedra, sobre los que se tallaron los escudos de España y la ciudad de San Sebastián. Sus entrepaños son de ladrillo visto y el barandado de forja artística, con bolardos y farolas de estilo alfonsino.
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