El Ayuntamiento de Donostia ha concedido la licencia que permite retirar los mármoles del exterior del establecimiento La Esperanza de la calle Loiola que acaba de cerrar. Lo hace, según la asociación Áncora, basándose en el informe del arquitecto municipal que los considera elementos «degradantes». La asociación critica «la ausencia de protección de los comercios donostiarras» e insta al Ayuntamiento a rectificar.
La asociación defensora del patrimonio, Áncora, basa su petición al Consistorio en el artículo 21 del PEPPUC, que permite indultar los frentes comerciales no catalogados cuando obedecen a una «actuación integral propia de su época» o se les reconoce «un significado en la memoria colectiva». Y recuerda que hay precedentes como en los casos de Muebles Eceiza, Boulevard 15 o Relojería Olazábal.
Según parece el local está siendo remodelado para acoger a la firma Falconeri, propiedad del grupo Calzedonia. Y la actuación prevista supone según Áncora «la destrucción completa del bajo comercial, sustituyéndolo por una recreación impostada, sin ningún valor patrimonial».
Recientemente recordaba Áncora que esta tienda fue fundada en 1910 por Micaela San Juan y ha sido atendida por cuatro generaciones de la misma familia. En el año 1913 el arquitecto Augusto Aguirre diseñó su actual configuración tripartita, compuesta por un acceso central en retranqueo y dos escaparates laterales. En 1928 se ennobleció el bajo del inmueble incorporando un revestimiento de mármol negro, siendo una actuación unitaria que afecta también al portal contiguo. Respuesta del Ayuntamiento, aquí.
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