Áncora ha registrado una instancia en el Ayuntamiento de Donostia solicitando la inmediata paralización de las obras de reforma en el Bar Barandiarán tras comprobar que están picando el revestimiento original de sus dos fachadas (Boulevard 28 y Calle Mayor 2). Los trabajos comenzaron el jueves.
«La envolvente histórica ha desaparecido prácticamente por completo ante la sorpresa de numerosos viandantes que veían el suelo cubierto por cascotes. El destrozo ha sido casi total: las estructuras portantes han quedado a la vista y sólo permanece –de momento- la cornisa denticulada de mármol negro que constituía el remate superior del local. Incluso algunas teselas de mosaico dorado también se han desprendido. No se trata de un desmontaje cuidadoso en el contexto de una actuación de rehabilitación, sino de una demolición en toda regla dado que las piezas de mármol han sido quebradas a martillazos y depositadas en un contenedor», denuncia la asociación patrimonialista.
Este establecimiento, proyectado por el arquitecto Pablo Zabalo en 1925, estaba considerado el mejor local art-déco de Gipuzkoa tal y como incide esta asociación formada por arquitectos. «Era el último café histórico que quedaba en San Sebastián y a nivel del País Vasco constituyó un referente en el diseño de interiores, siendo de los pocos que conservaban el estilo característico de la época de entreguerras».
El local se sitúa en pleno Conjunto Monumental de la Parte Vieja y por este motivo cualquier intervención queda sujeta a una autorización expedida por la Dirección de Cultura de la Diputación, requisito imprescindible y previo a la obtención de licencia urbanística. La autorización foral quedó condicionada a «definir la restauración de fachadas y su tratamiento».
Según Áncora tanto la Orden Foral como la licencia urbanística dictada a su amparo consienten el rasgado del hueco izquierdo en la fachada del Boulevard, pero en ningún momento amparan el picado y sustitución de todo el revestimiento exterior del bajo.
Áncora ha pedido la intervención urgente de los técnicos de Urbanismo y agentes de la UCOM (Unidad de Control de Ordenanzas Municipales).
«Hay que subrayar que tanto el interior como el exterior del local respondían a un diseño coherente y unitario, caracterizado por la combinación de mármoles de diferentes colores. El pasado mes de septiembre se procedió al derribo interior con la vaga promesa de «recuperar algunos paños originales del mármol para utilizarlos como elementos decorativos posteriormente. En estos momentos se están eliminando sus fachadas, de manera que apenas sobrevive nada del local histórico», denuncia Áncora, incidiendo en que «estas actuaciones ponen de manifiesto la insuficiencia del PEPPUC recientemente aprobado: una norma que no protege eficazmente los comercios históricos de la ciudad».
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