La asociación defensora del patrimonio, Áncora, ha denunciado lo que denomina «patrimonio fake» referido en este caso a Muebles Eceiza en Elkano kalea. Cuya reconstrucción engloba dentro de «la deriva kitsch» de Donostia.
En un comunicado Áncora recuerda que «se ha vaciado uno de los ángulos de la Plaza Gipuzkoa para comercializar nuevas viviendas y ganar tres plantas bajo rasante destinadas a aparcamiento de vehículos. Esta operación inmobiliaria ha ocasionado el cierre de un establecimiento donostiarra con más de 150 años de historia. El local de Muebles Eceiza fue destruido para poder ubicar en su lugar el acceso al futuro garaje robotizado, actuación permitida por tratarse de un comercio histórico no protegido».
En este contexto la asociación denuncia que «para aplacar el malestar ciudadano ante la nueva pérdida patrimonial» el Ayuntamiento se comprometió públicamente a garantizar la pervivencia de su frontispicio: un entablamento de mármol en 2 colores, sustentado por pilastras acanaladas de orden jónico.
Sin embargo Áncora incide en que han desaparecido los mármoles originales por completo. «Nos aseguraron que sólo se desmontaban provisionalmente para ser repuestos después. Por desgracia la realidad es bien distinta: se ha optado por reconstruir una fachada completamente nueva con materiales actuales. Urbanismo ha incumplido su promesa, promoviendo un simulacro al que insisten en atribuir valor patrimonial».
En opinión de Áncora no se trata de una operación de salvaguarda, ya que ésta hubiera requerido un siglado previo de las losas para recuperar el mayor número posible de piezas originales. «Aquí se interviene sin ningún criterio metodológico y al margen de las recomendaciones vigentes en materia de conservación de bienes culturales, desembocando en un falso histórico. Porque la autenticidad es un concepto clave, cuando hablamos de patrimonio arquitectónico».
Para Áncora el caso de Muebles Eceiza se inscribe en una deriva kitsch que convierte la ciudad en un parque temático, apto para el consumo visual y el selfie «¿Tiene valor un comercio histórico cuando no está funcionalmente vivo y los materiales que lo conforman tampoco son auténticos?», se pregunta la asociación. «A los daños ocasionados por la progresiva pérdida de identidad se añade el engaño: un empleo calculado de discursos ambiguos que pretenden obviar su verdadera condición de patrimonio fake».
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