Para la asociación patrimonialista Áncora, la revisión del Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico y Construido (PEPPUC) cuya aprobación definitiva será este jueves se ha gestado «desde los despachos y con la finalidad casi única de atajar la alarma social generada por la continua desaparición de villas históricas». Las aportaciones que hizo Áncora fueron desestimadas en bloque, «no se aprobó ni una, y eran centenares». Además la entidad considera que «ha faltado transparencia» y achaca a los informes técnicos «un tono prepotente» que entiende como «una falta de respeto hacia una entidad cuyos miembros acreditan una larga trayectoria en el mundo de la cultura».
En estos términos se expresaron Eneko Oronoz y Alberto Fernández D’Arlas este martes al hacer un balance del documento dado a conocer el pasado 5 de marzo que tendrá una incidencia decisiva sobre el entorno construido en San Sebastián durante los próximos años.
Áncora no ha escatimado detalles sobre lo que considera una «tendencia al parcheo» por parte del Ayuntamiento donostiarra. Solo se salva desde el punto de vista de la entidad la atención que se les ha prestado a las villas por la pérdida reciente de Txomin, Kanimar, Kutuna, Saga, Stella Maris… mientras «el resto de tipologías arquitectónicas ha merecido una atención prácticamente nula».
Además Áncora denuncia que el grado D de protección, el más débil, «que debería estar reservado a edificios de carácter menor», engloba el 72% de los edificios incluidos en el PEPPUC. «En este supuesto se autoriza expresamente el derribo y posterior reconstrucción del inmueble catalogado, previsiones insólitas que no tienen ninguna lógica desde el punto de vista cultural».
Patrimonio sin protección
La asociación tiene una larga lista de agravios. En el tema de las villas no ha logrado que se proteja la Finca Mundaiz (actual Colegio Sagrado Corazón), ni Igueltegui (actual La Salle) ni la actual Clínica Quirón (Palacio de los condes de Alcolea). Entre otros ejemplos.
En el capítulo de los equipamientos Áncora destaca que «los más importantes han sido desestimados al ocupar terrenos donde existen operaciones especulativas en curso». Y se ha referido a los Cuarteles de Loiola y Nazaret (antigua maternidad de Aldakonea) entre otros ejemplos.
Del patrimonio religioso quedan fuera de protección, pese a haberse solicitado, los cementerios de Igeldo y de Altza, San Sebastián del Antiguo, Santo Cristo de Aiete, etc.
Dentro del patrimonio industrial se han quedado fuera de protección el silo y la fábrica de Rich, Fundiciones Luzuriaga (Molinao), Vascaltex, Matadero de Molinao…
Capítulo aparte merecen los caseríos tras la reciente destrucción de Txanponenea y Erbitegi. «Áncora elaboró una propuesta para la protección de 70 caseríos donostiarras. También propuso la introducción de un nuevo criterio cronológico destinado a poner en valor los edificios anteriores a 1813. Ambas propuestas fueron desestimadas», denuncia Áncora, y en este contexto quedan fuera de protección caseríos como el que da nombre al barrio de Martutene, la sidrería más antigua de Euskadi (Gartzoategi), Venta de Oriamendi y unos cuantos más.
Más de 400 portales
Áncora realizó un estudio con 432 portales donostiarras susceptibles de poseer algún interés patrimonial. Algunos francamente espectaculares tal y como muestra Áncora con imágenes.
El afán de Áncora también quedó desestimado en este asunto mientras la asociación patrimonialista denuncia que son incontables los portales con valor que desaparecen o quedan desfigurados en Donostia.
A día de hoy la normativa solo detecta 9 con interés patrimonial y la revisión rescata otros 15 que estuvieron catalogados anteriormente. Estos 24 casos son «claramente insuficientes» para Áncora, que cuestiona que en la revisión se advierta de que el asunto de los portales queda abierto para futuras ocasiones. «¿Por qué no se trata ahora, que era el momento?», se preguntan D’Arlas y Oronoz.
El apartado de los comercios también preocupa a Áncora. «En toda la ciudad apenas hay diez inmuebles catalogados limitándose la protección al revestimiento interno». Y advierte la asociación que hay casos muy evidentes necesitados de protección como Boulevard 15 (Trust Joyero), la Sombrerería Leclerq, Erviti y la zapatería Churruca.
El Bellas Artes
«Se nos quiere hacer creer que se ha llegado a un compromiso razonable entre las exigencias de conservación y un nuevo uso, cuando lo cierto es que no ha habido ninguna reflexión ni propuesta novedosa». Eneko Oronoz y Alberto Fernández D’Arlas dejaron para el final de su exposición el caso del Bellas Artes denunciando que se ha desestimado la alegación de los expertos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) solicitando un aumento en la protección del edificio.
«Al contrario el Ayuntamiento ha aprobado una rebaja en la ficha urbanística: se redacta una nueva ordenanza particular cuya prolijidad nos sitúa ante un urbanismo a la carta». Y denuncia Áncora en este punto que mientras el grado C debería implicar la conservación íntegra de la envolvente, en el Bellas Artes se introducen salvedades «sin justificación».
«En caso de aprobarse esta ficha definitivamente, la concejala de Urbanismo podría incurrir en responsabilidad ya que está ignorando una sentencia de obligado cumplimiento», advierte Áncora, en referencia al fallo de la sala de los contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que ordena efectuar importantes reparaciones en el cinematógrafo. «Restauración que debe financiarse con cargo a la propiedad y que asciende al 60% del coste de reparación del edificio según la sentencia», recuerda Áncora.
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