Una película argentina con la muerte de fondo, ‘Nosotros nunca moriremos’; otra georgiana que ha dado mucho que hablar con una comunidad de testigos de Jehová que resulta atacada, ‘Beginning’, y ‘Supernova’, con Colin Firth y Stanley Tucci como protagonistas en una historia de amor, han protagonizado la Sección Oficial de un Festival de San Sebastián que pronto encarará la recta final.
‘Supernova’
Harry Macqueen dirige esta historia, su segundo largometraje, sobre una pareja gay que lleva 20 años de relación y se embarca en un viaje a través de Inglaterra con el peso, encima, de los primeros compases del Alzheimer en uno de sus miembros.
La interpretación de Colin Firth y de Stanley Tucci es lo más sobresaliente de la película que de fondo trata sobre el derecho a elegir cómo morir y sobre la necesidad, también, de recordar el pasado para reencontrarse. Una ‘road movie’, en cierto modo.
Pese al tono y al argumento es el film más luminoso del día en la sección oficial y el final del film queda abierto en favor del público, tal y como ha declarado el director, que ha quitado importancia al hecho de los dos protagonistas de la historia deamor sean dos hombres, si bien sí ha admitido que decisiones así son «políticas».
‘Beginning’ (‘Dasatskisi’)
Es ésta una de esas películas que horrorizan o encantan. En la rueda de prensa se ha puesto de manifiesto que ha interesado la historia de la agrupación religiosa que resulta atacada.
Dea Kulumbegashvili, la directora, ha explicado que su afán era el de hacer una película sobre una mujer generalmente instalada en un papel secundario: en este caso la mujer de un líder religioso. «Creo que la película habla más sobre la condición humana que sobre las religiones», ha dicho.
Cuestionada sobre el cine en su país, Kulumbegashvili ha explicado que en Georgia la tradición es diversa y «los cineastas tienen su propia voz». «No sé si me podría identificar como una cineasta georgiana. No creo en un estilo. Cada película es un ente propio».
Respecto a la violación, una de las escenas principales de la película, el equipo se documentó hablando con mujeres que han sido víctimas. «Era un tema difícil de tratar. Es lo que es. No quería ni mover la cámara cuando rodamos. Es imposible no sentir nada. Hablar a posteriori es muy difícil. Y luego está la culpa que arrastran las víctimas».
‘Nosotros nunca moriremos’
Sobre el tránsito del dolor de un niño y sobre el impacto que genera la muerte de un joven en un pueblo versa la película del argentino Eduardo Crespo, que ha rodado un film sin perder de la vista el género del documental que le interesa especialmente y que tanta tradición tiene en Latinoamérica.
La melancolía manda en esta historia de una mujer que acude al pueblo con uno de sus hijos tras haber perdido al otro.
Romina Escobar, la actriz protagonista, explicó en rueda de prensa que para elaborar su personaje tomó como ejemplo mujeres del entorno que han sufrido pérdidas similares. Y como transexual reivindicó el potencial de las actrices que, como ella, pueden encarnar papeles muy alejados de los aparentemente habituales como el de las prostitutas.
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