El órgano de máxima representación de Amara Berri en el centro de la calle Urbieta, trabajadores y familias han comenzado hoy a manifestarse para que los sindicatos con que comparten edificio (entre las calles Urbieta y Urdaneta) liberen las oficinas y los centros educativos sumen espacio de juego para los niños.
Una circular recordaba estos días que desde 2011 en que el Ayuntamiento y el Departamento de Educación del Gobierno vasco firmaron el acuerdo de colaboración, la haurreskola (0-2 años) y la escuela Amara Berri (2-6 años) comparten a tres bandas el edificio de la calle Urbieta con los sindicatos. «En el proyecto inicial estaba previsto que la haurreskola utilizara el espacio que ocupan los sindicatos (esquina Urbieta-Urdaneta), pero estos no dejaron los locales, por lo que se tuvo que modificar el proyecto de la haurreskola. La haurreskola tuvo que construir dos aulas en el patio y ello trajo consigo la reducción del espacio de juegos en el patio».
«Los niños sufren a diario la escasez de espacio», expresa la representación del centro en la circular citada y con este motivo hoy, mañana y pasado se están realizando concentraciones a las 14.30 horas en el centro Urbieta de Amara Berri.
Cuestionado al respecto el concejal de Cultura y Educación Jon Insausti ha recordado que el Ayuntamiento ofreció en su día a los sindicatos una alternativa en Amara Viejo, «pero rechazaron la ubicación porque no les parecía adecuada». Y el Gobierno vasco hizo lo propio sugiriéndoles su marcha al barrio de Intxaurrondo o a Amara, que también rechazaron.
Ha añadido Insausti que tanto familias de los alumnos como la dirección del centro han trasladado que no suelen ver a gente trabajando en las oficinas sindicales, que por cierto parecen artificialmente encajadas en un centro escolar que sucesivamente recibe inversiones para la mejora de sus infraestructuras educativas.
«En la última reunión en que se tratamos el tema con el Gobierno vasco pedimos a la viceconsejera que se dirigiera a los sindicatos, pero ahí siguen. En el Ayuntamiento nos parece más lógico que esos locales sean del servicio educativo, pero los sindicatos tienen la pelota en el tejado aunque respaldamos la posición de las familias. A la fuerza no podemos sacar a nadie, pero si luego dicen que apoyan la educación pública…», expresó Insausti.
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