(EFE). El hombre detenido el pasado noviembre en el Hospital Donostia tras extraerle del estómago dos kilos de cocaína en 116 envoltorios asegura ser «víctima de trata» por parte de una organización que «se aprovechó de su situación de extrema vulnerabilidad», por lo que ha pedido su puesta en libertad provisional.
Este individuo, de 53 años y que dispone de la doble nacionalidad nigeriana y española, se encuentra en prisión provisional desde el pasado 11 de diciembre por orden del Juzgado de Guardia, ratificada posteriormente por el Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, al entender que en este caso existe un «riesgo de fuga» acentuado por «la facilidad que tiene el investigado» para salir al extranjero y «sustraerse de la acción de la justicia».
En un auto, al que ha tenido acceso EFE, este último juzgado recuerda además, ente otros argumentos, la «relevancia» del delito contra la salud pública, en su modalidad de tráfico de drogas con ámbito internacional que «indiciariamente» se le imputa, así como la «gravedad» de las penas que «lleva aparejadas».
Según informó en su momento el Departamento vasco de Seguridad, los hechos se remontan al 27 de noviembre de 2021, cuando el autobús en el que viajaba este hombre desde París hasta Madrid tuvo que parar en la autopista AP-8, a la altura de Orio debido a la «actitud alterada y peligrosa» que mostraba, llegando a salir del autocar para correr por uno de los carriles de la vía, hasta que una patrulla de la Ertzaintza lo interceptó y lo condujo a comisaría.
Debido a su comportamiento sospechoso, se solicitó una ambulancia psiquiátrica que trasladó al hombre a un centro sanitario, donde los análisis que le practicaron dieron resultado positivo en cocaína y benzodiacepina.
Los médicos detectaron además la presencia de numerosos objetos en el interior de su cuerpo, por lo que fue trasladado a la UCI e intervenido quirúrgicamente en una operación en la que le fueron extraídas 116 bellotas de cocaína que tenía en el estómago y el colon.
En un escrito presentado ahora por su defensa, que ejerce la letrada Cristina Morcillo Buj, el investigado reclama su puesta en libertad provisional y explica que fue «captado» para un «trabajo» que consistía en llevar un coche de París a Madrid a cambio de 800 euros aunque, una vez en la capital francesa, fue forzado por unos desconocidos, «con una violencia extrema», a introducirse los 116 envoltorios en el cuerpo «mientras uno de ellos le apuntaba con una pistola».
Una contexto en el que, según su defensa, fue «víctima de trata»; un delito que «también tiene género masculino», que cuenta con una fase de «captación» y otra de «explotación», que no sólo se produce «con fines de explotación sexual» y en el que él «no tuvo opción real o aceptable que someterse al abuso».
Morcillo Buj asegura también que su cliente «nunca ha tenido dominio» de la acción delictiva en la que se ha visto envuelto y donde «presuntamente» no es más que «un eslabón sumiso de una cadena indeseable».
«No es dueño de lo encontrado en su cuerpo» ni del «destino» de estas sustancias, ni tiene «dominio de acción alguna sobre nada ni nadie», recalca la abogada, quien sostiene que la conducta de su patrocinado se sitúa «en un escalón muy inferior» al de otras personas relacionadas con los hechos.
Junto a estos argumentos, la defensa esgrime que su cliente «no cuenta con antecedentes penales ni detención alguna por delitos de naturaleza análoga o similar» y mantiene que no existe en este caso un riesgo de fuga que «no pueda ser contrarrestado por otros medios menos restrictivos» que la prisión provisional.
Deja un comentario