La asociación patrimonialista Áncora vuelve a mostrar su disconformidad con el plan previsto para Aldamar 1 y denuncia que el pasado miércoles la concejala de Urbanismo firmó la licencia de derribo solicitada por la promotora Viviendas Lanin S.L, «cuyo proyecto consiste en demoler un edificio de piedra del siglo XIX sustituyéndolo por otro nuevo de hormigón armado con varias plantas de aparcamiento subterráneo y más altura que el actual».
El problema reside, desde el punto de vista de Áncora, en que el inmueble no está protegido «pese a las alegaciones que presentaron las asociaciones defensoras del patrimonio en la reciente revisión del PEPPUC».
De hecho la decisión de no proteger Aldamar 1 se encuentra recurrida en los tribunales. El pleito fue interpuesto por la asociación Áncora (Recurso nº 478/2021 ante la Sala 2ª del Juzgado Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco) y está pendiente de resolución judicial.
En un comunicado Áncora informa de que ha contactado con Viviendas Lanin S.L, empresa donostiarra que promueve el derribo de Aldamar 1 y con el arquitecto que ha redactado el proyecto de nueva construcción en dicho solar. Asegura la asociación patrimonialista que según las declaraciones efectuadas por este último la conservación de las fachadas de piedra es técnicamente posible, pero supondría una merma de aprovechamiento edificatorio de unos 50 m2 que los propietarios no están dispuestos a asumir. «En última instancia la razón de su desaparición se basa por tanto en motivos estrictamente pecuniarios. Únicamente se mantendrán los arcos de planta baja, para dar cierta ilusión de similitud o continuidad», afirma la asociación.
También recuerda Áncora que los propios vecinos de la Parte Vieja han manifestado su malestar «ante esta maniobra especulativa que se salda con el desplazamiento de habitantes y el cierre de negocios locales, agravando el proceso de gentrificación y la pérdida de identidad que padece el barrio». Y añade que se trata de la casa que albergó el añorado bar Rekalde, «clausurado en 2019 para favorecer la operación en curso».
Los detalles
Áncora, que lanzó una campaña en change.org dirigida a «por lo menos conservar las fachadas originales», recuerda en un comunicado que se trata de una casa donostiarra típica, edificada con bloques de arenisca de las canteras locales, cuyo autor fue el maestro de obras guipuzcoano Domingo Eceiza (1889). Ha conservado sin modificaciones el aspecto que tenía en el momento de su construcción, ocupa una esquina representativa situada al borde del Conjunto Monumental de la Parte Vieja y forma un bloque armónico con los edificios colindantes.
La asociación patrimonialista incide en que se cuenta entre los edificios más antiguos de la calle Aldamar ya que en la época de su construcción apoyaba directamente sobre la muralla de la Zurriola, que aún no había sido derribada. La casa fue erigida por cuatro socios: Múgica, Zubillaga, Echeverría y Eceiza.
«La falta de protección de Aldamar 1 constituye una anomalía difícil de justificar, tratándose probablemente del único edificio de piedra del siglo XIX que se ha querido excluir del catálogo. Las normas particulares del ámbito CE.04 ENSANCHE al que pertenece reiteran como objetivo de ordenación prioritario la preservación rigurosa de los trazados y el patrimonio arquitectónico que constituyen la base fundamental de su calidad ambiental«.
Añade Áncora que, si en el centro de San Sebastián se busca mantener las fachadas históricas, «no se entiende que en este caso se quiera introducir una excepción, utilizando diferentes varas de medir. Máxime cuando esta casa está incluida en el Inventario Provisional de Patrimonio Histórico-Arquitectónico C.A.V».
Deja un comentario