El festival marítimo de la Semana del Golfo de Morbihan, que se celebra cada dos años en la Bretaña francesa, es una de las citas europeas más importantes en el mundo del mar, que reúne a las embarcaciones más emblemáticas del continente. Se ha celebrado a lo largo de toda esta semana que hoy termina, y allí ha estado la Factoría Marítima Vasca Albaola, entidad sita en Pasaia que, precisamente, ha promocionado en tierras y aguas galas el próximo Pasaia Itsas Festibala de 2020. Según los organizadores de este último, la acogida “ha sobrepasado las expectativas más halagüeñas”.
La representación en mar ha ido a cargo del atunero Ozentziyo, último pesquero tradicional del puerto donostiarra, y la Ameriketatik, trainera de pesca del siglo XIX construida en Estados Unidos por Albaola con el apoyo de la diáspora vasca.
La tripulación, de más de 25 voluntarios, también ha dinamizado el stand emplazado en el corazón del puerto de la localidad de Vannes, donde ha desarrollado una actividad en mitad de notable expectación: la confección de las cuerdas de la nao San Juan, con una máquina de cordelería basada en la reproducción del último cordelero de Hondarribia.
Además, el alcalde de Vannes, David Robo, junto al presidente del festival, Aime Kergueri, visitaron el stand vasco y fueron obsequiados con una pata de jamón de Pierre Oteiza, procedente de la crianza de producción porcina de raza vasca.
Ayer, sábado, se celebró la llamada Grade Parade, plato fuerte donde 1.500 barcos desfilaron conjuntamente por el Golfo de Morbihan. El Ozentziyo acogió la sede central de la organización, cuyos líderes disfrutaron y coordinaron el evento más importante del festival desde este atunero vasco, con todo lo bueno que puede tener.
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