Lourdes Lázaro abandona después de doce años como gerente San Sebastián Shops, el gran abanico del comercio donostiarra que engloba a seis asociaciones: DendaS.S, Zaharrean, Federación Mercantil de Gipuzkoa, Centro Erdi, Brecha y Auzoa. En su despedida hace ‘recuento’.
La Federación Mercantil de Gipuzkoa lanzó su ‘Singular Dendak’, San Sebastián Shops el ‘Hemengo Shopping’, irrumpió el Cluster de la Moda con su guía ‘Made in San Sebastián’… ¿no hay demasiados sellos para diferenciar a determinados establecimientos?, ¿eso no confunde al consumidor?
Es evidente que falta una mayor coordinación. También es verdad que los sellos ‘Singular Dendak’ y ‘Hemengo Shopping’ incluyen a comercios de todo tipo, que son referentes, mientras ‘Made in San Sebastian’ habla exclusivamente de moda. Las iniciativas de la Federación Mercantil se refieren a toda Gipuzkoa mientras ‘Hemengo Shopping’ surgió en consonancia con Bilbao y Vitoria para captar flujos turísticos.
En todo caso, sí. Falta coordinación y dejar de lado triunfalismos y diferenciaciones. Hay estrategias que coinciden en muchos puntos y tenemos que coordinarlas.
Al sector le hubiera gustado participar más directamente en el Cluster de la Moda porque la experiencia profesional de asociaciones de 80 años como la Federación Mercantil o estructuras como la de San Sebastián Shops hubieran podido aportar mucho al proyecto
¿Qué le parece el Cluster de la Moda que lanzó el Ayuntamiento?
El cluster nos parece una iniciativa muy interesante porque apoya el desarrollo industrial e integral del sector de la moda y eso nos parece necesario. Sí es verdad que nos hubiera gustado participar más directamente porque la experiencia profesional de asociaciones de 80 años como la Federación Mercantil o estructuras como la de San Sebastián Shops hubieran podido aportar mucho al proyecto. En todo caso van surgiendo acciones puntuales y concretas.
¿Es el público donostiarra buen defensor del pequeño comercio frente a las grandes cadenas e internet?
Poner puertas al mar es difícil. El público donostiarra valora lo que tiene, pero no intuye las consecuencias del bajón del comercio a largo plazo. Y hay más: desde la crisis la situación laboral es otra, la economía familiar no es la que era y se gasta menos. Al donostiarra le preocupa la evolución de la ciudad y de los barrios, pero está más preocupado por el día a día de su economía familiar. La recuperación de la crisis no está clara y no ha repercutido aún en las familias. Y cuando hay algo de dinero se aprovecha para el ocio personal. Los propios comerciantes te cuentan que cuando se cierra un negocio va mucha gente a despedirse y a contar que le da pena. Pero claro, ya se está cerrando.
Sin duda hay mayor sensibilidad hacia el comercio local en personas de cierta edad porque valoran determinadas cuestiones: la confianza, que les asesoren bien… A mí me preocupan más las grandes cadenas e internet respecto a la gente joven. Ellos van a modelar la ciudad y hay que concienciarles de que el comercio cumple una función social importantísima. Estamos en una ciudad madura y el comercio es referente para muchas personas mayores.
Más allá de la globalización, de forma más particular, en Donostia, ¿cuál es la situación de sector?
El coste de los alquileres es un gran problema. Los gastos fijos son una losa. Junio fue catastrófico en lo textil por el tiempo que hizo y no acompañó a las colecciones de los comercios. Te sale un mes así y no puedes hacer frente al alquiler.
En cuatro años el sector ha sufrido transformaciones muy importantes. Hay muchos elementos y situaciones que le quedan grandes al pequeño comerciante: la libertad de horarios y la flexibilidad de las rebajas, por ejemplo. Ahora un local pone rebajas y los de alrededor están obligados a ir detrás. 90 locales se adhirieron al Black Friday para no quedarse fuera. Pero si entras en esa rueda al final conviertes tu ciclo comercial en permantes rebajas.
El pequeño comercio necesita ayudas públicas para competir con más igualdad. Mejores condiciones y una cierta flexibilidad en los gravámenes. En un centro comercial hay aparcamiento gratuito, por ejemplo. Pero si decides comprar en el centro y metes el coche en parking, mal. Y en la zona de OTA, igual de mal.
Hay cuestiones evidentes que podrían mejorar. Si te ponen el andamio delante de la tienda durante una obra habría que flexibilizar durante ese periodo las tasas, por ejemplo. Son viejas reclamaciones que venimos haciendo y no se recogen.
Luego hay un tema más complejo aún: el desarrollo de determinados proyectos y su perjuicio en los barrios.
Desde el Ayuntamiento se han puesto en marcha iniciativas en Egia y Altza y ahora Amara, pero luego se adoptan decisiones que no benefician al comercio local: ahí tenemos Illumbe y la ampliación de Garbera
¿Hablamos de casos como el de Amara, donde hay una preocupación importante por el cierre de locales?
Ocurre que en los barrios no hay la rotación del Centro. Amara, Egia y Altza son barrios con problemas de oferta comercial y nosotros ya lo vimos en 2008. Hicimos un censo de locales y detectamos que esos barrios son muy delicados. Es una realidad que requiere planes de intervención inmediatos. Desde el Ayuntamiento se han puesto en marcha iniciativas en Egia y Altza y ahora en Amara, pero luego se adoptan decisiones que no benefician al comercio local: ahí tenemos la ampliación de Garbera e Illumbe, que afectarán a toda la ciudad pero más en particular a estos barrios. Amara con Illumbe no va a mejorar, y tampoco mejorará Altza con la ampliación de Garbera.
Otro ejemplo de lo que digo es el caso de San Bartolomé, cuya zona comercial va a perjudicar a otra zona sensible, que es la que está entre Amara Viejo y Reyes Católicos, donde ya hay muchos comercios cerrados. Basta con darse un paseo. Es una zona en la que habría que intervenir y resolver, por ejemplo, la situación del Bellas Artes. Y en este mismo contexto hablaríamos de Belartza 2. Es exactamente lo mismo.
No entiendo el proyecto del edificio Pescadería por la diversad de usos que va a tener. Era la oportunidad de darle un mercado referente a la ciudad
¿Qué opina de la renovación de la Bretxa?
Respecto al edificio Pescadería me parece que una ciudad como Donostia, con el bagaje comercial que tiene y su trayectoria gastronómica, debería tener un mercado digno. Es una pena que siendo referente a nivel culinario no tengamos esa enseña. La Bretxa lo fue en su momento y luego ha tenido el recorrido que ha tenido. No se entiende el proyecto del edificio Pescadería por la diversad de usos que va a tener. Era la oportunidad de darle un mercado referente a la ciudad. El Ayuntamiento tendrá sus motivos, pero es una pena.
Por otro lado nos preocupa el centro comercial de la Bretxa, que está en fase de vaciamiento porque va a haber una intervención. Va a suponer una afección importante para la Parte Vieja.
Me llaman la atención los locales destinados a souvenirs que se han abierto en la Parte Vieja, con una tipología muy particular, y que creo deterioran la imagen tradicional de un barrio que es referente
Hablar de la Parte Vieja supone hablar de las bondades del turismo para el comercio. ¿Son tantas?
Me llaman la atención los locales destinados a souvenirs que se han abierto, con una tipología muy particular, y que creo deterioran la imagen tradicional de un barrio que es referente. Habría que cuidar su esencia porque se está perdiendo. Por otro lado hay que ver hasta qué punto se puede regular la apertura de esos establecimientos. La asociación Zaharrean trabaja en ello desde hace varios años.
Respecto a las bondades del turismo hay que estudiar qué retorno tiene en el comercio. Conocer qué porcentaje del gasto se queda en el sector y qué compra el turista. El turismo es una oportunidad que hay que aprovechar y además puede ayudar a proyectar una imagen de ciudad. En este punto volvemos a la necesidad de diseñar la ciudad que queremos.
Deja un comentario