Todo empezó cuando un conjunto de aficionados a la espeleología deportiva fue cayendo en la cuenta de que su pasión no solo era un fin, sino también un medio. Una puerta para descubrir los rastros históricos y prehistóricos que los humanos hemos ido dejando en lugares ocultos a la vista de la mayoría, y también para conectar con la mitología y la biología de estos ecosistemas tan especiales.
Así surgió el año pasado Akerbeltz Amarozko Espeleo Taldea, grupo del barrio tolosarra de Amaroz (pero abierto a quien quiera sumar) que ya se puede definir como deportivo-cultural. “Te das cuenta de que la espeleo te lleva a otras cosas, es el hilo conductor de todo”, describe uno de sus miembros, Iñaki Alonso. Su próxima meta: explorar a fondo (y con esta nueva mirada) las muchas cavidades del entorno del río Oria, muy poco estudiado comparativamente hablando.
Hace cinco años, los integrantes de Akerbeltz arrancaron con la espeleología deportiva como sección del grupo de montaña Amarozko Mendi Elkartea. Pero, por un lado, es una actividad “un poco más exigente a nivel físico, y vamos para arriba”, sonríe Alonso. Y a la vez surgió esta nueva inquietud, así que salieron del colectivo anterior y fundaron Akerbeltz.
Ahora, aparte de explorar observando más allá, impulsan talleres como los dos del año pasado sobre Prehistoria en general (con el arqueólogo Jesús Tapia, de Aranzadi) y Arte Rupestre en particular (con Diego Gárate). Por ejemplo, con el primero aprendieron a mirar el suelo de la cueva por si puede albergar yacimientos, y con el segundo a observar sus paredes “con ciertas luces, por si hay pinturas”, sigue Alonso. Este año tienen previsto otro de Prehistoria con Tapia, que se enclavará en la Semana Cultural de Lizartza, en noviembre, aunque aún no se sabe el día exacto.
Esta nueva forma de tomarse su hobby está dando ya sus frutos. Este año “hemos tenido bastante suerte en esto”, por ejemplo el hallazgo de un yacimiento “que puede ser importante” y que está excavando la Sociedad de Ciencias Aranzadi en una cueva navarra. O la aparición de cerámica de la Edad del Bronce en otra cueva no catalogada de Albiztur.
El Oria «no se ha mirado a conciencia»
Aunque la exploración del río Araxes (afluente del Oria) ha sido más común esta temporada, la prospección del Oria en sí será el próximo reto. Según Alonso, ahí “hay mucha cueva” para visitar, y este importante cauce gipuzkoano “no se ha mirado a conciencia” en busca de indicios históricos, a diferencia de otros rincones como el Deba o Aizkorri. Por tanto, Akerbeltz procederá a revisar las cuevas catalogadas y tratará de encontrar otras, «atándolas con mitología, etnografía, la cultura de los pueblos…”. De hecho, uno de sus integrantes, Aitor Ventureira, es especialista en mitología.
El núcleo de Akerbeltz está formado por cinco personas, aunque con “muchos colaboradores”. En cualquier caso, están abiertos a más gente, pues “cuanto más abarquemos, mejor”. En principio no haría falta que los interesados tuvieran grandes conocimientos previos de espeleología, porque a menudo se visitarán “cuevas fáciles” y también darán cursillos de iniciación. Quien esté interesado en formar parte de esta singular iniciativa, puede contactar con ellos en [email protected].
Más información: akerbeltzespeleo.com.
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