Quien tenga un niño pequeño cerca sabe de qué estamos hablando, al menos de oídas. El proyecto CantaJuego, que cumple 15 años este 2019, nació minúsculo y pronto se convirtió en gigante. Su ronda de actuaciones por todo el estado parece no tener fin y, por segundo año, además ha cruzado el charco: ahora mismo, los chicos de la camiseta roja y el peto vaquero están en México, entreteniendo a los más pequeños con sus populares y pegadizas canciones, que también suenan allí.
Su propuesta, en apariencia sencilla, ha alcanzado cifras inauditas. Según la web oficial, han lanzado al mercado una veintena de DVD+CD. Presumen de más de 1,5 millones de copias vendidas y más de 40 Discos de Platino, así como de haber acumulado más de un millón de espectadores en los mil y pico espectáculos en directo que han ofrecido de forma prácticamente ininterrumpida “desde 2007”. Han trabajado con Disney, para la que grabaron la serie Plaza EnCanto. Y, en 2017, su obra ¡Viva mi planeta 2! fue nominado a los Grammy Latino en la categoría de mejor álbum de música infantil.
Lo que quizá no sepan tantos gipuzkoanos es que una de las protagonistas más reconocibles del grupo EnCanto –quienes ponen cara a CantaJuego- es azpeitiarra. Se llama Ainhoa Abaunz, el personaje que interpreta conserva su nombre de pila y, desde el primer vistazo, la reconocerán por su caracterización: “La rubia de las trenzas”. Pese a sus 32 años, lleva ya una década en el elenco, es la intérprete de muchos de los temas musicales y se mueve repleta de energía y magnetismo por los escenarios. Se trata de una verdadera pop star para el público infantil hispanohablante, y no solo el ibérico.
DonostiTik ha charlado con Ainhoa en Madrid, donde vive por razones de trabajo, aunque ella se encarga de recordar que jamás olvida sus orígenes. No obstante, de momento no va a volver a Gipuzkoa, porque “también estoy superagradecida de estar donde estoy. Y seguiré hasta que la gente me quiera ver ahí, y hasta que me dejen”.
“Estoy viviendo mi sueño”, un trabajo que le permite combinar sus dos vertientes, la pedagógica y la artística. Quizá por eso, la conversación de esta gipuzkoana militante transmite entusiasmo, felicidad y agradecimiento. Y lo hace conservando su acento euskaldun de cuna, aliñado con algún deje madrileño (“¡es que son muchos años aquí, ya!”).
GIGANTE DEL BOCA A BOCA. CantaJuego nació en 2004 como invento del productor y músico argentino Pedro Zaidman (“le llamamos nuestro papá”). Afincado también en la capital de España, empezó a grabar vídeos musicales destinados a los niños de hasta 7 años, mezclando versiones de temas tradicionales y otros propios. Los repartía en los colegios sin compromiso, para que estos y los propios padres contaran con coreografías de referencia que sirvieran para su educación psicomotriz.
“Empezó como herramienta de trabajo para guarderías, no había mayor visión”, describe Ainhoa, que no se incorporaría hasta 2009. “Pero, de boca a boca, empezó a crecer”. Y se enorgullece de que ese método ancestral de comunicación sigue más o menos vigente. Porque, aunque en pocos años ‘los cantajuegos’ saltaron al estrellato, lo lograron “siempre sin publicidad, aparte de Internet” y alguna actuación televisiva.
“NO SÉ SI HAY OTRAS GIRAS ASÍ”. Y ahí siguen, sacando nuevos trabajos cada año o dos, aunque siempre conservando la misma vocación. De rebote, continúan embarcados en una loca gira que empezó en 2007, a golpe de taquillazo cada fin de semana: “Algún amigo me ha dicho que somos los Rolling Stones de los niños”.
Sus directos saltaron al plano internacional el año pasado, con conciertos en Argentina, Colombia y Perú. Y ahora, como parte de su Gira SuperÉxitos -con la que están celebrando este 15º cumpleaños-, actuarán en México DF, Monterrey, Toluca y Querétaro, poblaciones a las que quieren “abrazar con nuestra música. Siempre nos habían demandado allí, pero hemos tenido mucho trabajo aquí en España. En Chile, Uruguay… nos están demandando también, y ojalá lleguemos”.
Está claro, apenas tienen tiempo de descansar: algo después de Navidades y alguna semana del verano, comenta Ainhoa. “No sé si hay otras giras así, no lo sé. Y llevamos años. Pero, que haya trabajo en estas fechas, es como para dar gracias, y gracias, y gracias”. En cada ciudad “hacemos como mínimo dos actuaciones cada día, y a veces tres: una por la mañana y dos por la tarde”.
“No nos podemos quejar, nunca nos hemos quejado. Tenemos un público superfiel, y el más sincero de todos, que son los niños. Son pureza y son amor en estado puro, y todo lo que recibimos es agradecimiento”. Sin embargo, “nuestra música es tanto para niños como para adultos, que pueden revivir la parte infantil que todos llevamos dentro”. Lo comprueban en cada actuación, asegura, donde algunos padres entran ‘como acompañantes’ y terminan saltando más que sus retoños.
LA AINHOA ANTERIOR. Es muy de Azpeitia: “He crecido allí”, en su pueblo, epicentro de su vida en sus primeras dos décadas. Se diplomó en Magisterio por la Universidad de Mondragón, así que también es “profesora de niños”, especializada en Inglés. “Pero siempre tuve muy presente que quería desarrollar mi parte artística, que es mi pasión, mi vocación”.
“Y, obviamente siempre me he formado cantando, o bailando, con José María Orbegozo”. También actuó varias veces en ETB: en la serie Go!azen, en homenajes a músicos, en sketches musicales de Vaya semanita… Se especializó asimismo en teatro musical, primero en Londres y después en Madrid. A la gran urbe del estado acudió “a ver un poco lo que es la gran ciudad, las oportunidades que podía encontrar aquí, porque soy una persona que realmente cree en los sueños, y creo que hay que probar, intentar, dar un paso más allá” por conseguirlos.
Ya durante la carrera, “a mis amigas les decía, yo quiero hacer un musical, quiero ser cantante”. Efectivamente, en Madrid empezó con “pequeños musicales para nenes en el cole”. Pero, “gracias a dios”, cuando solo llevaba dos años en la Meseta, se cruzó con el tren y saltó encima.
“TE HEMOS HECHO UN HUECO”. Confiesa la gipuzkoana que, antes de entrar, ni sabía lo que era CantaJuego. Como muestra, recuerda una anécdota relacionada con “una de las canciones más populares nuestras. Cuando estaba en la universidad, un compañero me dijo, ‘jolín, Ainhoa, qué pena que no viniste ayer, porque pusieron La taza (tetera, cuchara, cucharón…) y no paramos de bailar’. ¡Y yo no la conocía! ¡Cómo es la vida…!”.
Pocos años después de aquello, en 2009, la veinteañera Ainhoa ya vivía en Madrid, y CantaJuego había ido creciendo, pero aún le quedaba mucho. Ese mismo año, el proyecto dio un paso más: apostó por incluir artistas circenses en sus representaciones en directo en el Teatro Circo Price de la capital española. Según su web, la idea “agotó todas las entradas de cada uno de los conciertos”, los sábados entre enero y junio.
Estas previsiones desbordadas invitaron a los impulsores a llevar el espectáculo a otras plazas, para lo que necesitaban fichajes. Mientras, nuestra intrépida azpeitiarra vio un póster sobre el grupo y, como se refería a niños, investigó a ver qué era aquello. “En un canal de anuncios vi que necesitaban a gente”, y llamó a la puerta. “Al principio me dijeron que no, porque los casting habían empezado”. Pese a todo, consiguió que miraran su currículum “y, al minuto ya tenía la llamada: ‘te hemos hecho un hueco’…”.
A, B, C y Z. En las pruebas “fui a por todas, obviamente. Canté, bailé, interpreté… y, hasta el día de hoy. Era una niña de 22 años, pero que venía con muchísima ilusión”, algo que ella considera decisivo en cualquier campo: “Dime A, que yo te hago A, B, C y Z”. Así que comenzó como “un apoyo para ciertos conciertos”, pero “la vida ha querido que siga aquí”, ahora con protagonismo máximo: desde 2011 ya es perpetua en las portadas de cada nuevo disco.
“He crecido como persona, porque ahora asumo responsabilidades de otra manera. Y también como artista”, a partir del contacto con compañeros de distintas especialidades y procedencias, y “con los que pasamos las 24 horas juntos, somos una gran familia. Ha sido un proyecto siempre muy en equipo, y cuento con unos compañeros muy generosos, donde lo que tú das es un aporte para ellos, y viceversa”.
FAMOSA, PERO ANÓNIMA. Una vez dentro, para configurar la Ainhoa-caracterización, la Ainhoa-artista tuvo que pensar, “¿cómo me siento de niña?”. Y escogió sus famosas y largas trenzas, un peinado “que en diez años también ha ido evolucionando: las he llevado laterales, pegadas, con o sin flequillo…”. Pero, sobre todo, está la actitud: “De pequeña ya era ‘muy Ainhoa’, como el personaje: quería que fuera risueña, jovial, inocente, atrevida, acrobática y de mucha energía”. Funcionó: “Los niños nos ven como niños”, y a veces les preguntan, “¿a qué cole vas…? ¡Es fascinante!”.
Los ‘cantajuegos’ son verdaderas celebrities para su público. “Pero es verdad que luego, cuando nos ven vestidos de adultos, los niños tienen que mirarnos dos veces, y ves que piensan, ¿es ella…? Nos suelen reconocer más cuando vamos en grupo, porque, si no es por uno, reconocen al otro”. Por eso, en su vida cotidiana al margen del grupo pasa más desapercibida.
“Eso, por otra parte, también es mucha tranquilidad. Es muy bonito sentir ese amor en los conciertos”, porque tras cada actuación se pasan un buen rato repartiendo besos y abrazos entre los asistentes, “recibiendo su feedback, que para nosotros es fundamental. Somos gente muy cercana, cosa que creo que el público agradece mucho”, y lo entiende porque “yo he estado también en el otro lado. Pero también está bien poder tener luego una vida en anonimato, como quien dice”.
SI AL NIÑO NO LE GUSTA, “SE LEVANTA Y SE VA”. “Disfruto todo, porque realmente estoy recordando mi infancia, con el mismo entusiasmo”, subraya Ainhoa, y actuando en lugares donde ella fue público. Pero también quiere dejar claro que, detrás de los éxitos de CantaJuego, hay una implicación máxima, y no solo de quienes saltan al escenario. Hay mucha gente “trabajando y pensando en lo que se quiere transmitir, cuidando detalle a detalle cómo se quiere hacer”.
“Es curioso, porque muchas veces dicen: lo que hacen estos es cosa de niños, ¡qué fácil, los niños se conforman!”. Y en su opinión es todo lo contrario, “es lo más difícil y lo más crítico que hay. Un niño, cuando no le gusta algo, ¡adiós! Se levanta y se va, y va a ser el primero que te lo va a decir”. Por eso, piensa que su ocupación requiere de “una filosofía de vida”, más allá de lo laboral.
Tras cada disco “también hay un trabajo pedagógico. Todas las canciones están dirigidas a trabajar la psicomotricidad” y el bienestar de la persona. Hay muchos mensajes positivos en cada tema que, “a simple vista, pueden ser un simple baile o un juego”, pero que en realidad representan “la manera más divertida, natural y automática para que un niño aprenda”. También deben “adaptarse a las exigencias del momento, siempre sin perder nuestra esencia, porque la música y los gustos de los niños van cambiando”.
Y para llegar a perfilar las nuevas publicaciones, “se necesitan reuniones”. Quien dirige es Pedro Zaidman, “y es quien decide qué canciones hacemos y cómo quiere que las desarrollemos. Nosotros ponemos nuestro granito de arena, aportando lo que sabemos, pero él es quien tiene la respuesta final, y quien te hace crecer”. Después, es la hora de los ensayos: “Tenemos entrenamientos vocales, físicos tanto de baile como de acrobacia, actorales…”. Por no hablar de las promociones, las entrevistas…
Hasta hoy, los resultados de este proceso han ido mejor que bien. Y, ya ante los espectadores, “a mí me gustan en especial las canciones en las que tiene protagonismo el público. Son todas, pero hay algunas en que pedimos colaboración, como que en mitad de la canción aplaudan, griten o soplen. Hay una que canto yo y es de mis preferidas, Chindolele. Me encanta hacerla, porque es de interacción”.
“MI TIERRA”, SIEMPRE PRESENTE. “Yo siempre vuelvo cuando puedo porque, para mí, mi tierra es muy importante. Son mis orígenes, de los que nunca me olvido. Allí están mis amigos, mi familia”, sin perder de vista “la riqueza de nuestra tierra, lo bien que se vive, ¡lo bien que se come, que también…! A mi tierra y a mi gente les tengo un amor incondicional”.
Sin embargo, dejarse ver por casa “siempre es un tema complicado”, porque “gracias a dios, tenemos mucho trabajo. Suerte que en Semana Santa he tenido cuatro días, me he escapado y he tenido un break bonito, pero tampoco puedo planear con mucha antelación mis viajes”. No obstante, “ya me he acostumbrado a vivir de esta manera, y vuelvo cuando puedo, dándole el mismo valor y más, con los años. Y no me arrepiento nada: estoy viviendo mi sueño”.
A veces, claro, también regresa a sus pagos como artista. “Cuando voy a Donosti, Bilbao o Vitoria, lo disfruto como una enana. Quizá allí hemos estado menos”, pero opina que tienen tirón, “cada vez lo siento más”. Es cierto que en Euskadi puede haber más variedad de grupos enfocados al público infantil, “como los payasos, pero creo que hay espacio para todos. Creo que nosotros también tenemos nuestro lugar” en Euskadi, “y siempre que hemos ido nos han recibido con muchas ganas y cariño”.
“QUE LA GENTE ME RECUERDE”. ¿Retornará a Gipuzkoa? “¡Quién sabe”, es todo lo que puede responder hoy. “Ahora mismo estoy involucrada al 100% en el proyecto, pero voy a seguir creciendo. Me encanta trabajar con niños, pero también trabajar con adultos. Y yo voy a seguir desarrollándome”: le gustaría profundizar en materias como fotografía o publicidad.
“Lo único que quiero”, resume, “es ser feliz con lo que hago, y que la gente me recuerde, de alguna manera. Cuanto te dicen que un niño ha aprendido a cantar contigo, a decir su primera palabra, o que un niño que tiene dificultades a la hora de moverse y que gracias al grupo ha podido mejorar… ese es el regalo más bonito que me llevo de todo este proyecto”.
¿PARA CUÁNDO UNA CANCIÓN EN EUSKERA? “¡Uy, me encantaría, me encantaría…! Yo sigo hablando en vasco con mi familia y mis amigos, he estudiado en la universidad en vasco, he cantado desde pequeña en vasco, y sigo haciéndolo… tengo el idioma muy presente”. No lo descarta, porque ya han editado DVD en inglés, italiano o catalán: “La música no entiende de idiomas”. Y, cuando los ‘cantajuegos’ se acercan a los dominios de Ainhoa, “a mis compañeros les pongo Maite zaitut, para que vayan conectando”, ríe.
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